Neah

“¡Vámonos!”. Brax me toma del brazo y comienza a jalarme lejos como si fuera un mueble que estaba ralentizándolo.

“¡Suéltame!”, le digo con molestia, apartando sus dedos de mi piel. “¡Todavía tengo preguntas!”.

“Si no nos vamos ahora, voy a atravesar la cabeza de la rubita con una bala”.

‘Era solo cuestión de tiempo’, murmura Nyx.

“¿Porque no te gustó lo que decía?”, protesto mientras él me lleva al asiento del copiloto del coche y prácticamente me obliga a sentarme en el asiento.

“No”. Su voz se vuelve un susurro. “Quería que el que sea que nos esté vigilando me escuchara decir eso”.

Empiezo a girar la cabeza. Momentos antes de llamar a la puerta de la casa de Blair, tuve la sensación de que alguien nos observaba, pero no había más olores que los nuestros y no pude ver a nadie.

“Mantén tus ojos en mí, Neah. Ellos necesitan pensar que no sabemos de su existencia. Si comienzas a mirar a tus alrededores, llamarás más su atención”.

“No puedo oler nada”, murmuro mientras Nyx