”Él también comenzó a llevar una pistola”, me dice Eric.

“¿Qué?”. Estaba segura de que lo había escuchado mal.

“No necesitas preocuparte por lo que está pasando allá afuera. El resto de nosotros lo tiene controlado. Solo necesito que descanses”. Eric me mira fijamente, esperando que esté de acuerdo.

“Necesito hablar con él”.

“Mal, lo que necesitas es descansar”.

“Por favor. Es solo… Lo conozco mejor que nadie”.

“Voy a buscarlo”. Klaus me dirige una leve sonrisa y sale rápidamente de la habitación.

“Necesitamos hablar de esto, Mal. Siento tu dolor y el dolor en tu corazón”.

Le niego con la cabeza, con mi vista ya borrosa por las lágrimas. No podía hablar de ello, aún no.

“Ya lo sabía”.

“¿Eh?”.

“Lo sabía. Revisé tu casa después del incendio y vi las pruebas”.

Bajo la mirada. “Se suponía que fuera una sorpresa y estaba nerviosa después de lo que le pasó a los niños. Sabía que lo querías y ahora… ahora, no puedo darte a un cachorro”.

Es extraño, porque es ahora cuando me doy c