Dane

Tomo un poco de agua y se la tiro al cuerpo. Jenson gruñe pero no se mueve.

“Levántate de una puta vez”, le exijo.

Más quejidos y hay un poquito de movimiento. Levanta la mano y me levanta el dedo del medio. Por el agua o por mi presencia, no lo sé.

“¿Qué carajo quieres decir con que viene?”, grito. Mi temperamento pendía de un hilo muy delgado.

“Ella viene a por mí”, dijo con voz ronca y apagada.

“¿Es eso lo que quieres?”.

No me responde.

Estaba acostumbrado a la ley del hielo de mi hermana, pero no de Jenson. Él no sabría lo que significa el silencio ni aunque le mordiera en la bolsa de las bolas.

Incluso interrogándolo. Puede que no nos haya dado ninguna información sobre ellos, pero eso no le impidió hacer todo tipo de comentarios de mierda posibles.

Sus ojos se abren y me mira fijamente desde el suelo. “La he... cagado, Dane”, murmura sin aliento. Su respiración suena sorda y rasposa, tenía la sensación de que no era solo a su lobo al que estaba matando.

Nuestros l