Camino al final…
“He vendido todas las cadenas de hoteles y clubes de los Hoffmann por haber alrededor del mundo…Hoy en la mañana he cerrado el trato y no hay vuelta atrás” Anton escuchó esas palabras y no podía creer lo que hizo su propio hijo, se llevó una mano a su brazo, ignorando el dolor que le estaba dando.
—Dime que es una mentira solo para molestar a tu padre. —Björn no mostró un gesto de retractarse a sus palabras. —Esos negocios…—sintió que el dolor aumentó, —…esos negocios eran el patrimonio de toda nuestra familia. —Anton apretó su mandíbula, mientras que Björn hizo un gesto de indiferencia.
—Sé qué esos negocios eran todo para ti, así como lo eran las familias que les fue arrebatas sus hijas, esas hijas que fueron subastadas en
Bruno estaba sentado en el suelo de su departamento, tenía una botella de whisky en la mano y su celular en el otro, su ropa estaba manchada de sangre, su cabello revuelto, marcas de arañazos en su rostro, el lugar seguía siendo un desorden después de lo que hizo. Desde su lugar podía ver el cuerpo de la rubia, la había violado, y al final, estrangulado con el cordón de la bolsa de ella. El celular sonó por sexta vez en un rato, solo su padre sabía del número. Cuando volvió a sonar decidió contestar. — ¿Ahora qué es lo que quieres, padre? ¿Vas a seguir amenazándome? —por un momento no se escuchó nada. — ¿Padre? —Bruno se tensó al silencio del otro lado de la línea. —Señor Hoffmann, soy el jefe de seguridad de su padre. — ¿Y por qué me estás hablando tú? Comunícame con él. —Bruno ordenó. —Por eso llamo, el señor Anton ha fallecido de un ataque al corazón. —el hombre del otro lado de la línea comenzó a explicarle lo sucedid
Bruno tenía que saber que era ese último movimiento que había hecho su padre en su testamento a como diera lugar, se miró en el espejo y negó acariciando los rasguños marcados en su mejilla. Su rostro se transformó y fue en busca de sus hombres, al llegar a ellos, cuchicheaban.— ¿De qué hablan? —ellos se enderezaron y miraron en su dirección.—De nada, señor. —Bruno en realidad no le importaba.—Quiero el avión en una hora. —el hombre asintió. —Ahora si nos marchamos. —luego entró al departamento, tenía dolor de cabeza, pensó que el baño lo arreglaría. Al terminar, se puso una muda de ropa limpia, y terminó de acomodar la maleta, al salir, su jefe de seguridad, Otto, esperaba en el recibidor.—Señor. —Bruno dejó la maleta cerca del sill&
Oscar paseó de un lado a otro, mientras Björn hablaba por su celular, ya había pasado tres semanas desde que habían capturado a Bruno en Sídney, y este día llegaría de su extradición desde Australia. —Gracias. —colgó Björn su celular y miró a Oscar impaciente. —Ya ha llegado, no se nos permitirá verlo hasta el día del juicio. —Bien, —contestó él. — ¿Qué pasa? —preguntó Björn al verlo ansioso. —Nada, ya quiero que termine esto. —Yo también, —dijo Björn al tomar asiento en una de las bancas del jardín principal. — ¿Y Ava? ¿Ya le has dicho que lo han capturado? Björn se tensó, no quería decirle nada de ese tema para que no pasara preocupaciones durante el embarazo. —No le he dicho, estamos tan bien, ella irradia tranquilidad… —Entiendo que quieras protegerla, pero tiene derecho a saber que han atrapado a Bruno. —Cuando sea el juicio y digan la sentencia, le diré. —Lo desapruebo. —escu
Ava abrió sus ojos poco a poco al escuchar la conversación del otro lado de la puerta, había notado a Björn tenso desde hace tres semanas y hoy casi no lo había visto desde que había recibido la llamada de su abogado. Ella pensó que le estaba ocultando algo, y ahora lo acababa de escuchar: Bruno ya tenía tres semanas que lo habían capturado y hoy fue su extradición a la ciudad de N.Y, escuchó la petición del abogado de él para que ella lo visitara, y escuchaba a Björn enfurecido quién se había negado a aceptar la petición. Se llevó una mano a su boca para callar el jadeo. Escuchó pasos acercarse y disimuladamente caminó por el pasillo hasta que se encontró con Thomas.— ¡Oh, Thomas! —exclamó sorprendida.—Señora, ¿Necesita algo? —ella negó rápidamente
Penultimo capítulo del final...Bruno caminó de un lado a otro en el interior de su celda, había conseguido con las pocas influencias que tenía, estar sin compañeros. Se acercó a los barrotes cuando escuchó a los reos gritar algo, venía el hombre de seguridad de turno.—Quiero hablar con el encargado, —Bruno exigió cuando el hombre se acercó en su dirección.—No está, pero mañana regresará de sus vacaciones. —siguió caminando el hombre dejando que no diera replica Bruno. Este maldijo golpeando el barrote frente a su rostro. Necesitaba con urgencia liarse con el mero del lugar para comprar inmunidad en el lugar. El abogado regresaría mañana mismo para informarle de la petición al abogado de Björn, -una sonrisa apareció en sus labios- y se acarició por encima
Centro correccional Metropolitano, New York.(Cárcel federal en Manhattan)Christine estaba en un rincón de la celda temblando del miedo, sus manos estaban en la cabeza y sus piernas contra su pecho. Repasó una y otra vez el mantra de que todo iba a salir bien. Se acarició con cuidado el labio reventado, había intentado colarse en la ducha para poder alcanzar agua caliente, pero alguien con más poder e influencia en el lugar, la puso en su lugar, había trapeado con ella por todo el piso del baño de mujeres. Las reas gritaban emocionadas por qué ya era hora de que la rubia la pusieran en su lugar.—Rubia—la llamaron y ella dio un respingo en su lugar al escuchar que se referían a ella. —Dice la lady de la última celda que vayas. —tres reas estaban en la entrada de la celda.—S
Bruno iba bajando en el elevador custodiado, estaba hirviendo de la ira al escuchar que Björn había vendido todo lo que por años trabajó, pensó en que era muy injusto, él merecía más que solo dos casas y una cuenta que no tenía el dinero suficiente como para vivir unos años con los lujos que estaba acostumbrado.—Vamos bajando. —dijo el guardia por el radio a otro, Bruno miró sus esposas frente a él, luego a los números. Se escuchó la voz a través del radio donde anunciaba que estaban listos. — ¿Está triste el niño rico por qué “papi” no dejó mucho dinero? —Bruno solo apretó su mandíbula con dureza, el otro guardia soltó una risa burlona. —Estos ricos hijos de papá, ¿Estás insatisfecho con los millones que te dejaron? ¿Sabes lo que uno como nosotros d
Penitenciaría Estatal Rikers Island en Nueva York. Ángel alzó sus cejas con sorpresa. —Pero en el expediente dice que tiene cargos de asociación para delinquir y desviación de fondos. —A ver, —Jeffrey hizo una llamada, marcó y esperó un momento, miró a Ángel. —Hablaré y me darán la información real y completa, no dudo que su abogado haya pagado una gran suma para mentir en el archivo para protegerlo, ¿Ese dinero está en mi bolsillo? No. Así que es mi penitenciaria y aquí son mis reglas. —detuvo lo que dijo cuándo contestaron, hizo las preguntas correctas, minutos después, colgó. Ángel miró detenidamente en espera a que dijera algo. — ¿Qué hubo problemas en el permiso que se le dio para la lectura del testamento de su padre? —Ángel asintió. —Pero está estable, el medico informó que en un par de días se le dará de alta. —Perfecto, —Jeffrey se levantó de su silla. —Cuándo el riquillo salga de la sala de enfermería, quiero