El palpitar del corazón se había acelerado, quizás, un poco más de lo esperado. Los nervios se sintieron a flor de piel, y notando la mirada de Caleb, Elianna pareció quedarse momentáneamente sin palabras. Aquellos ojos zafiros no la miraban con sorpresa; era como si ese hombre siempre hubiera sabido quien se escondía tras aquella máscara. — Ya veo…por eso el señor Auritz tenía la certeza de que Afrodita aceptaría trabajar con Athziri Corp…imagino, señorita Jhonson, que tiene sus buenas razones para no revelar que es usted el genio detrás de esta nueva e innovadora marca, y, por supuesto, que respeto eso — dijo Héctor sintiéndose aliviado al saber que aquella joven simpática y agradable, era en realidad Afrodita. — Me alegra que no esté disgustado señor Gonzáles, debo admitir que me preocupaba que usted se molestará por no decirle la verdad en México — aceptó la hermosa castaña. — Se que harás un buen trabajo, Elianna — Los ojos verdes de la hermosa joven se mostraron tímidos, y po
“No eres buena en esto, Elena, no tienes la inteligencia de tu medio hermano, tampoco eres buena tomando decisiones, pero si eres hermosa, muy bella. Lo mejor que puedes hacer, es encontrar un esposo millonario como yo y vivir feliz el resto de tu vida” La luz de la luna se coló por aquellas ventanas, y el viento meció con suavidad aquellas cortinas. —Señora Jhonson, le traigo su almuerzo — Aquellas palabras que le dijo su madre días antes de que el cáncer se la llevará para siempre, se le habían quedado grabadas en el fondo de su mente, aunque tenía demasiado tiempo sin pensar en ellas…o en su madre. —Déjalo allí y lárgate — le respondió a la enfermera que solo la miró con molestia. Aquella persona nunca fue una mujer sentimental o una madre afectuosa; la recordaba altiva y orgullosa, con un porte elegante y tan frívola y hueca como aquellas actrices hermosas de los años veinte. La admiraba muchísimo. Su padre había caído en sus manos debido a su gran belleza, y su magnética s
—El ginecólogo puede recibirla está misma mañana si así lo desea, tiene una cita disponible a las 9:30 si le interesa — Lágrimas de rabia se veían acumuladas. —Está bien, agende mi cita — Una nueva prueba de embarazo negativa yacía en el cesto de basura.—Listo señorita Jhonson, a las 9:30 la recibirá el doctor Hasan — Sin despedirse o agradecer, Elara cortaba aquella llamada. Se mordía las uñas demasiado nerviosa; por más intentos que se estaban haciendo, no lograba embarazarse. Los días seguían pasando uno tras otro, y las manecillas del reloj no se detendrían a esperar a que un milagro ocurriera. Elianna podría quedarse embarazada en cualquier instante, y entonces, nuevamente le estaría llevando la delantera. No podía permitir que ese par de infelices tuvieran un hijo. No podía permitir que se quedarán con ese dinero que podría significar la diferencia entre la quiebra y la salvación. Leyendo los muchos mensajes de los socios e inversionistas de Jhonson Corporation, frunció
—Por favor, no se mueva — Los médicos ordenaban a Elena quien se mantuvo imperturbable dentro de aquella enorme máquina que le daría las respuestas a sus recientes y dolorosas cefaleas. Elianna observaba atenta desde un piso superior. Nunca podría perdonarle a Elena todo el daño que le había hecho, pero no tenía el corazón para dejarla sola en un momento tan difícil. Mirando su celular, se sintió irritada al ver que no había respuesta alguna de Elara; ella debía de estar allí para su madre, pero simplemente parecía como si se la hubiera tragado la tierra. Saliendo un momento de la sala, marco de nuevo el celular de su hermana sin nuevamente obtener una respuesta. En el departamento de Cedric, Elara miró iluminarse la pantalla de su celular con una nueva llamada de esa maldita. “Tienes que estar aquí, Elara, Elena te necesita” Aquel corto mensaje de voz logró irritarla demasiado. No tenía tiempo ni intención alguna de preocuparse por su madre, mucho menos ahora que estaba atraves
En un elegante restaurante, Héctor Gonzáles buscaba sus anteojos. Parecía haberlos perdido. Y en Afrodita, Elianna platicaba junto a sus curiosas compañeras.—Pensamos que ya no volverías después de como te trato esa horrible mujer, ¡Que bueno que estás devuelta! — Elianna sonreía a sus empleadas, o, mejor dicho, a sus compañeras de trabajo. Lo hecho por Elara aquella tarde en su tienda, había escalado a mayores y aún cuando ningún noticiero en la ciudad había reportado su nefasta actitud contra una “simple” empleada, había reventado las redes sociales e incluso se habían armado protestas en contra de Jhonson Corporation por el terrible comportamiento de su hermana. —Estoy bien, no sé preocupen, solo estuve un poco enferma — respondió a las preocupadas jóvenes. Aún no podía revelar su verdadera identidad al público; aún estaba esperando a que Elena y Elara actuarán, y debía observar con atención cuales serian sus siguientes pasos. —Supimos que esa mujer es en realidad tu herman
—¿Este es el hospital San Jorge? — Elena tuvo que contener y reprimir en lo hondo de su alma aquel gritó que amenazaba con escapar de su garganta. Aquel hombre frente a ella la miró con curiosidad, tal y como si fuera su medio hermano que había escapado del infierno solo para atormentarla. —E-Eliam… — musitó apenas sin voz. Héctor sonrió. —Oh no señora, creo que me está confundiendo, mi nombre es Héctor Gonzáles. Lamento haberla importunado — dijo el hombre apresurando su paso hacia dentro del hospital sin esperar a recibir respuesta. Elena se tocó el pecho. Su corazón latía demasiado fuerte, tanto así que parecía que le iba a estallar dentro del pecho. Hiperventilando, se recargó en uno de los muros del edificio y trató de calmarse. Aquel hombre era idéntico a Eliam, pero era imposible que su maldito medio hermano siguiera con vida. Mordiéndose las uñas, recordó el momento en que lo vió dentro de esa caja antes de ser enterrado. Ella misma había cerrado su ataúd. Que Eliam es
—Es posible que Cedric o yo tengamos problemas de fertilidad y por ello no puedo quedarme embarazada, papá, necesito tu ayuda, voy a fingir un embarazo, y para que esto sea creíble, voy a necesitar un bebé recién nacido dentro de unos meses, uno que sea hijo de padres rubios — Maximiliano podía ver la angustia reflejarse en los ojos oscuros de Elara. Estaba realmente desesperada; dispuesta a hacer lo que sea con tal de obtener justo lo que quería. Sonriendo, asintió. —De acuerdo, conseguiré un bebé para ti, y está misma tarde tendrás una prueba de embarazo falsa, lo que harás ahora, es llamar a tu inútil marido y decirle que irás al doctor porque estás un poco enferma, deja esto en mis manos princesa, te conseguiré un bebé, ya lo verás — —¡Gracias papito! — Elara abrazo de emoción a su papá. Ya no tenía que presionarse por quedar embarazada y solo había que fingir hasta que el tiempo de espera se cumpliera. Esa misma tarde anunciaría su embarazo, y con ello, aseguraría ese dine
Hace años…—Padre, ¡No puedes solo dejarme a la deriva y hacer como si no existiera! ¡Yo también soy tu hija y tengo tanto derecho como lo tiene Eliam de llevar la compañía! — Eliezer se tocaba el puente de la nariz con sus dedos. —La compañía será dirigida por Eliam y nadie más, eso no está a discusión Elena, tu ahora mismo debes de concentrarte en tu hija que está atravesando un momento difícil ahora que tú esposo te ha abandonado. No tienes tiempo de nada más que de centrarte en esa niña que te está necesitando —Elena ponía un rostro desencajado y lleno de indignación. —¿Esto es porque soy mujer? ¿De verdad eres tan machista para pensar que no soy capaz de dirigir un gran negocio solo por no tener algo que me cuelgue entre las piernas? — cuestionó. —¡Silencio Elena! ¡No voy a tolerar que me hables con tal falta de respeto!, Eliam será quien dirigirá la compañía porque es mi hijo mayor y ha pasado toda su vida preparándose para esto, tu recibirás tu gran herencia y podrás a