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—¿Estás bien?

Al ver a Alex tumbado de espaldas mirándome, se me movieron los labios.

—Me empujaste de la cama.

—No quisiste levantarte para esconderte.

—¿Así que empujarme de la cama era la única otra opción? —. Me encogí de hombros sonriendo.

—Tuvimos suerte de que no te viera. Puede que le gustes, pero no le gustaría que durmieras en la misma cama que su hermana—. señalé.

—Esa mierda dolió—. Murmuró poniéndose en pie.

—Lo siento. — En realidad lo decía en serio, aunque fuera un poco gracioso. Alex se puso delante de mí y estiró los brazos por encima de la cabeza. Los músculos del abdomen se flexionaron y movieron al hacerlo. La sudadera baja que llevaba parecía tirarle un poco más abajo.

Mis ojos se clavaron en su pecho desnudo. Todavía era surrealista pensar que era todo mío. El pensamiento era un poco posesivo, pero no me importaba. Alex era todo mío.

*

—¿Te gusta lo que ves? Levanté los ojos al oír su voz. Me miró con una sonrisa arrogante.

—Sí. Las palabras se escaparon de mis
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