Capítulo 946
Alfredo no quería ver a Rodrigo en tal estado.

Antes, un hombre tan orgulloso.

Exitoso y astuto en los negocios.

Ahora, por su ceguera, ni siquiera podía recibir correctamente el teléfono en su mano.

Tampoco se atrevía a preguntarle sobre sus ojos delante de él.

Temiendo hacerle sentir incómodo.

Así que le hizo señas a Gabriela.

Para que bajara del coche.

Mientras Rodrigo estaba al teléfono, Gabriela dijo que iría al baño y bajó.

Alfredo la llevó a un lado: —¿Por qué no vuelves con Rodrigo primero? Haré que alguien venga a recogeros.

Gabriela negó con la cabeza, entendía bien la personalidad de Rodrigo.

—No se tranquilizará hasta que Felipe traiga noticias.

—Pero sus ojos, ¿pueden esperar? —preguntó Alfredo.

Como no sabían la causa.

Temía que empeorara.

Gabriela dijo: —Primero trataré la herida en su cuello, una vez que estemos en un lugar seguro, hablaré seriamente con él.

Era un asunto que no podía apresurarse y tenía que abordarse con calma.

Alfredo lo pensó y aceptó.

—Hemos termina
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