Capítulo 810
Felipe se rió: —Solo estaba bromeando contigo.

Estela se levantó: —Tú sigue comiendo.

Felipe la sujetó: —¿En serio te enojaste? Entonces tú búrlate de mí.

Estela lo miró fijamente: —¿Cómo has cambiado tanto?

Casi no lo reconocía.

¡El de antes no era así!

¿Cómo logró cambiar tanto su personalidad en tan poco tiempo?

—No estoy tratando de hacerte feliz?— Felipe la hizo sentar. —Está bien, ya no te molestaré más, toma este pedazo de carne y búrlate de mí.

Estela se rió a pesar del enojo.

—No quiero, es tan infantil.

Felipe le miró la cara llena de alegría, y también sonrió ligeramente.

Después de comer, fueron a ver una película de la tarde.

Había poca gente en el cine por la tarde.

Era como si tuvieran toda la sala para ellos, solos los dos.

Se sentaron juntos, Felipe la abrazó: —Apoya tu cabeza en mi hombro.

Estela se recostó en él, como un pajarillo en su nido.

Susurró: —Antes no eras así.

—¿Cómo era yo? —preguntó Felipe, bajando la mirada hacia ella.

—No así —dijo Estela. —Concéntrate
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