Capítulo 818
Gabriela encontró su ropa y, mientras se vestía, dijo: —Tú duerme, voy a ir al hospital.

Rodrigo se despertó de inmediato, se sentó y preguntó: —¿Por qué vas al hospital? ¿No estás tranquila?

—Sí —respondió sinceramente Gabriela. —De verdad no estoy tranquila.

Rodrigo se levantó de la cama, se acercó y la abrazó por detrás. —Cariño, es de noche, durmamos y no pensemos en nada más.

Gabriela se giró para mirarlo. —¿Sabes por qué hoy he sido tan apasionada contigo?

Rodrigo parpadeó, sus largas pestañas se agitaron suavemente. —¿Por qué?

—Para distraerme.

No quería seguir pensando en el decano.

No había recibido ninguna llamada.

Y no mensajes.

Parecía que no hubo una tragedia.

Pero tampoco una buena noticia.

Rodrigo frunció el ceño.

Muy fruncido.

¿En qué la estaba convirtiendo? ¿Qué era él para ella?

La levantó en brazos.

Gabriela golpeó sus hombros. —¿Qué haces? Me asustaste.

¡Fue demasiado repentino!

Rodrigo, llevándola en brazos hacia la gran cama, dijo: —Necesito que me distraigas.

Gab
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