Capítulo 47
Rodrigo la miró en silencio, y el corazón de Gabriela se agitó ante la mirada, después de todo, sin nada en su vientre.

Medio segundo después, habló sin frenarse, "Si de verdad tienes a mi hijo en tu vientre, lo querré."

Inmaculada estaba tan extasiada que, de no haber estado delante de Rodrigo, habría estallado en carcajadas, y aun así, su cara seguía llena de alegría y emoción.

"¿Así que te casarás conmigo por el bebé?" Volvió a preguntar encantada.

El tono de Rodrigo era imperturbable, fácil, frío, sin emociones, "No."

La sonrisa de Inmaculada pareció congelarse al oír esto.

"¿Qué significas?"

"Es sencillo, sólo quiero el bebé." Rodrigo apretó los últimos vestigios de paciencia y habló débilmente.

Inmaculada se quedó perpleja, "¿Adónde me llevas ahora?"

"El hospital." Las palabras salieron de Joan.

Volvió a mirar a Inmaculada, "Podrás tener hijos, pero la madre del niño no serás tú."

Si antes la había dejado indiferente, ahora era una cabina asustada, que preguntaba con miedo, "¿Ir,
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