"Papá, mamá, tenéis que salvarme o seguro que me llevan a la cárcel." Alberto González entró en pánico, arrastrando a Anastasia con él.

Ramón miró la cara de improductividad de su hijo y preguntó con voz fría, "¿Qué has hecho otra vez?"

Las palabras "otra vez" basta para demostrar que no es la primera vez que se mete en líos.

"Yo, estoy haciendo mi examen de conducir, el coche de mi hermana está en alguna parte, así que pensé en conducirlo para aprender, quién iba a saber que tendria lugar un accidente..."

"¡¿Qué?!" Ramón casi se muere de rabia, "la otra vez, casi le clavas a alguien un palo de bambú de una barbacoa en el ojo, me gasté dinero y te pedí disculpas para zanjar el asunto, y hace sólo unos días, te has vuelto a meter en líos, ni siquiera te has sacado el carnet de conducir, y te atreves a conducir, creo que estás cansado de vivir."

"Ramón, no te enfades, sólo tienes un hijo, tienes que encontrar la manera de salvarlo, aún no ha terminado sus estudios, seguro que no puede ir