Hector reflexionó un momento y murmuró: “Entonces, lo que quieres decir es que no puedo matar a mi viejo”.

“Sí”. Jose explicó: “En realidad, ya no importa si lo matas o no. Que siga vivo es bueno para todos. Si muere, perderás prestigio, la familia Rothschild perderá credibilidad y el gobierno de Estados Unidos se convertirá en el blanco de las críticas. Mientras todos mantengan la calma, el público olvidará gradualmente este asunto. Sin embargo, si está muerto, las otras dos partes harán todo lo posible para limpiar sus nombres, lo que nos pondrá en una posición más pasiva”.

Hector dejó salir un largo suspiro, apretó los dientes y gruñó: “Está bien. Supongo que esta es la única manera por ahora. Espero que los estadounidenses no lo liberen y no lo usen para amenazarme”.

“La familia Rothschild está en serios problemas ahora. Incluso Harrison tiene que mantener un perfil bajo, por lo que es poco probable que causen más problemas en los próximos días”.

Pronto, Hector, en nombre de la