En cambio, dividieron todas las transacciones ilegales y se las entregaron a esas pandillas títeres aparentemente no relacionadas de abajo. En secreto, presionaron continuamente a esas pandillas para que expandieran su influencia en Nueva York e incluso en toda la Costa Este, con el objetivo de aumentar su poder y sus ingresos ilegales en general.

Mientras tanto, la cara pública de los Zano, encabezada por el jefe de familia de esta generación, Antonio, hacía todo lo posible para adaptar su identidad a la cultura estadounidense y congraciarse con la alta sociedad.

Antonio sabía muy bien que los altos estratos de la sociedad necesitaban herramientas como la mafia. Sin embargo, su hipocresía significaba que no permitirían ninguna cooperación abierta con la mafia. Esto significaba que para que una familia mafiosa llamara su atención, lo primero que necesitaba hacer era limpiarse.

Para decirlo simplemente, lo que la alta sociedad necesitaba ahora no era algo escondido debajo de la cama,