Jacob dijo con tristeza: “Por supuesto, no soy torpe. No es que no conozcas mi situación financiera. Elaine maneja todo el dinero en casa y yo apenas puedo ahorrar unos miles de dólares. Entonces, no importa qué antigüedad esté mirando, siempre soy extremadamente cauteloso. Tengo miedo de dejar caer, tocar o ser acusado por otros de que estaba manipulando algo…”.

En este punto, Jacob continuó hablando con frustración: “Ese día, ese jarrón de jade también parecía estar maldecido. Tan pronto como lo toqué, se me resbaló de la mano como si estuviera engrasado. Cayó al suelo y se hizo pedazos. Quizás el Señor Cole fue quien deliberadamente me tendió una trampa”.

Charlie se preguntó: “Papá, después de que se rompió el jarrón de jade, lo reparé con claras de huevo. No recuerdo que estuviera engrasado y recuerdo que su superficie no era muy lisa porque es de la Dinastía Tang. Su esmalte era bastante áspero y tenía cierta sensación de lijado cuando era sostenida. ¿Cómo se pudo resbalar de tu