Holly suspiró, impotente.

Le recordó solemnemente a su esposo: "Keith, tengo que dejarte las cosas claras. No puedo frenar tu odio hacia Curtis, pero tienes que cambiar lo que sientes por él".

Keith, sin embargo, siguió siendo obstinado y perdió los nervios. "¡No! ¡No voy a cambiar! Aunque muera, ¡no cambiaré lo que siento por Curtis!".

Ante eso, Holly se puso furiosa. "¡Bien! ¡Sigue actuando con terquedad y no cambies, Keith! Cuando Charlie llegue a casa, la familia mencionará a Ashley y a Curtis. ¿Qué tal si le dices todo eso? Seguro que cortará todos los lazos contigo después de oír lo que has dicho de su padre. ¡Si envías a mi nieto lejos, yo también cortaré los lazos contigo! ¡Espera y verás!".

La rabia de Keith se disipó inmediatamente cuando la advertencia de Holly lo golpeó.

Sabía que era poco probable que Holly cortara los lazos con él, pero era diferente con su nieto. Charlie podría no perdonarlo si insistía en odiar a Curtis. Después de todo, ningún hijo podía soporta