Todos se quedaron atónitos ante el repentino enfado de Keith, y se miraron entre ellos consternados.

Sabían que Keith nunca había podido superarlo. No podía entender por qué Curtis insistió en volver a Punta Este. La familia Acker era lo suficientemente poderosa como para mantenerlo y era sincera hacía él, pero Curtis se negó rotundamente a quedarse.

Aun así, todo el mundo sabía lo egoísta que podía llegar a ser Keith. Cuando trataba con Curtis, siempre se mostraba arrogante e inflexible.

Era similar a un superior deseoso de robar un buen talento. Estaba dispuesto a pagar diez millones o más por un talento que solo podía ganar un millón en otra compañía.

En su opinión, la otra parte no tenía motivos para rechazarlo.

Nunca imaginó que Curtis no estuviera dispuesto a aceptar su oferta y lo acabara rechazando. La idea frustró y enfureció a Keith hasta el extremo.

Al principio, Keith admiraba mucho a Curtis. La familia de Curtis podía ser menos importante que la Acker, pero Curtis