Los países occidentales que creían en la medicina moderna naturalmente tenían algunas dudas y resistencias a casi todos los tipos de medicina oriental, y estos dignatarios occidentales habían disfrutado de todos los beneficios de la medicina occidental moderna.

Sus doctores también eran casi todas figuras destacadas en el campo de la medicina occidental, y los medicamentos más recientes, mejores y más caros del mundo occidental se les proporcionaba básicamente como una cuestión de prioridad.

También era precisamente porque habían disfrutado de tantas ventajas que su conocimiento básico de la medicina occidental también era muy profundo y claro.

Cuando de repente escucharon a la propia Reina hablar de una medicina oriental divina que con solo un cuarto de la píldora pudo devolverla a la vida y que incluso el doctor había dicho que podría vivir por lo menos otros cinco años más, lo primero que todos pensaron era que esto era demasiado ridículo para creer.

Sin embargo, surgieron pregu