En verdad, aunque Jaime no hubiera dicho nada, Sophie, que era extremadamente inteligente, ya había notado la reciente anormalidad en el ambiente familiar.

Además, las noticias de Japón no dejaban de emitir noticias sobre Rosalie. Sophie sabía que la familia Schulz había montado un lío en Japón para intentar salvar a Rosalie.

Sin embargo, lo que no acababa de entender era la razón por la que su padre le dedicaba tanto tiempo y esfuerzo al asunto de Rosalie.

Según el razonamiento, Rosalie era solo una sirvienta que trabajaba para la familia Schulz.

Si le ocurría algo a una sirvienta, la familia Schulz solo tendría que darle a su familia una generosa pensión de acuerdo con el contrato predeterminado. Después, bastaría con que les pagaran la cuota de liquidación cada mes.

Sophie pensaba que no era necesario que cambiaran a una sirvienta de manos del Departamento de Policía Metropolitana de Tokio.

Con un poco de reflexión ella ya podía calcular el alto costo de esta acción. Sin duda,