En ese momento, el primer pensamiento de Dylan fue inducir el vómito para que escupiera el collar.

Escupirlo era mejor que hacer cagarlo, ¿verdad?

Oscar dijo apresuradamente: “Sr. Koch, lo llevaré al baño. Por aqui por favor”.

Dylan se puso de pie inmediatamente y siguió a Oscar.

Cuando estaba en el baño, se hundía en la boca con desesperación y seguía vomitando, provocando una serie de náuseas y reflejos de arcadas.

Hubo algunas ocasiones en las que pudo sentir el collar llegando a su garganta, pero no pudo vomitarlo.

Lo intentó varias veces hasta que su rostro se sonrojó e incluso se puso morado, pero al final, se vio obligado a darse por vencido ya que sintió un dolor intenso proveniente de su garganta y esófago, y pronto, perdió la fuerza para inducir el vómito.

Se estremeció de disgusto de nuevo cuando se imaginó el hecho de que tendría que sacar esa cosa de su ano en los próximos días. Incluso se preguntó si el collar se atascaría en sus intestinos.

Asustado, inmediatamen