Al salir John de la oficina, Julia intento observar lo que había dentro pero no alcanzo a ver nada. -¿Sucede algo? -pregunto John al notar la expresión de Julia. Su expresión era como la de una niña chiquita haciendo rabietas por no haber obtenido lo que quiere. -No, claro que no sucede nada. Dime ¿Ya abriste tu paquete? -pregunto Julia mirando hacia otro lado, para qué pensará que no le importaba tanto. Tanto le importa lo que es, ¿Qué no tenemos trabajo que hacer? -menciono John entre dientes, pero Julia si alcanzo a escuchar y no pudo evitar ponerse un poco roja de la pena que le causó. -Bueno ya es mucho tiempo perdido, aquí se viene a trabajar y no a recibir y abrir paquetes -lo dijo intentando sonar molesta. Y realmente estaba molesta pero no era por eso sí no por no saber que era ni quien le había mandado un paquete a su esposo. Será que la señora D, estaba celosa, ¿Acaso aquella mujer sentía celos por John? -Claro, yo estoy de acuerdo. Este es un lugar de trabajo y ya no
Julia regreso a lo que estaba haciendo. Ella tenía una reunión por la noche y tenía que terminar todos sus pendientes antes de marcharse. Pero su socio, por su parte, revelaba enojo y celos en su mirada. El ya conocía desde hace tiempo a Julia y nunca había visto que le diera un obsequio así a nadie. Él ya había visto el obsequio que John llevaba en la mano cuando salió y pensó que Julia se lo daría a él por el lazo de su sociedad y ahora estaba aún más sorprendido porque se lo había dado a John. El socio de Julia escribió con fuerza sobre su cuaderno la inicial J y luego la comenzo a rayar con fuerza para poder desahogar el coraje que tenía dentro. John llamo a su amigo Roy y le platico lo que la señorita Julia le había dado y que también le había dicho que si no le gustaba lo tirará a la basura. Pero John le dijo a su amigo que realmente era muy bonito el cinto y que como iba a tirar algo tan caro, que en ese caso se lo regalaba a él. Pero Roy solo se rio y le dijo que obvio a él
Roy vio que la esclava que tenía Magaly en una de sus manos, efectivamente era de él, pero no tenía ninguna idea acerca de en qué momento la llegó a extraviar, ya que para él era un gran tesoro pues tenía mucho significado por la persona que se la había regalado. -Vaya, de verdad es mía, gracias por regresarla a mi -Roy acercó su mano para tomarla, pero no pudo porque Magaly quitó la suya. -¿Qué solo lo tomarás y ya? Podrías invitarme a tomar un café al menos, por tomarme el tiempo por traerla de regreso a tus manos -Magaly le puso una cara de exigencia a Roy. -¿Qué te invite un café? Pero estoy muy ocupado ahora. Pero si me das la esclava quizás otro día nos podamos poner de acuerdo para tomar un café -Roy hizo un segundo intento por tomar la esclava, pero no lo logro. Su segundo intento hizo que Magaly logrará estar más cerca de él incluso pudo rozar su cuello y oler su fragancia la cual le parecía muy fascinante. Pero el hecho de que Roy no le tomara mucha importancia a ella,
-¿Qué dices? ¿Y tú cómo sabes que eso es verdad? -Julia no sabía realmente que decirle. -Como te mencioné, no solo un empleado lo dice, si no varios. Ese tipo John sabe disimular perfectamente el tipo de hombre que es, dicen que incluso nadie conoce a su ahora esposa, pero que ya tuvo una anterior de la que al parecer es culpable por su muerte, incluso hay quien le llama el Viudo Negro ¿No crees que es alguien que debería estar fuera de Empresas HE? ¿Por qué no quiere que nadie sepa con quién se ha casado y que paso con su anterior esposa? También dicen que pronto recibirá mucho dinero ya que ha heredado con engaños la fortuna de un familiar y muchas otras cosas más que dicen de él y de lo sucedido con su familia. Seguro que ese hombre no es de fiar y sería mejor que lo sacarás de tu empresa -menciono aquel hombre como si estuviera mandando a Julia y eso no le gusto. En cuanto Julia termino de escuchar los comentarios y chismes de aquel hombre. Se quedó pensando en lo que decía y s
Aquella figura femenina estaba de pie al lado contrario al que estaba John en la cama, como si lo estuviera viendo de frente, aunque por la oscuridad no lo veía bien. John abrió ampliamente sus ojos intentando ver más a su esposa, pero solo pudo ver a sus ojos porque ella no dejaba de mirarlo a él, era como si se hubiera quedado hipnotizada. -¿Ya te has aliviado? -después de unos minutos en silencio John decidió romperlo preguntando. Julia se quedó pensando -pues de que he estado enferma. Se decía para sí. Se que no puedo verte, no saber cómo eres, que al parecer no puedes estar tanto en la luz. Pero cuando te enfermas deberías dejar que cuide de ti, aunque sea entre la oscuridad, seré tu esposo durante cierto tiempo y mientras es así, yo debería ser quien te cuide -John le dijo con sinceridad a Julia. Julia se quedó pensando por unos segundos y después respondió: -Nunca he estado enferma, solo tenía muchos pendientes que resolver y ahora que ya los he resuelto ya pude venir a v
John llegó al piso indicado y bajo. Camino de frente hasta llegar a la oficina indicada. En estos tiempos hay pocas personas que realmente se responsabilizan de las cosas que hacen, si John no fuera quien es, el estaría ansioso por echarle la culpa a alguien más, pareciera que él es el único que quiere asumir su culpa. ¿Y qué pasa si realmente hiciste algo mal y ese hombre hace que la señorita Julia te despida? Es mejor que no te creas tan valiente John -John se regañaba a sí mismo como si fuera a otra persona y luego se puso a reír viendo su reflejo en la puerta, pero enseguida se calmó para poder tocar y entrar. John entro en aquella oficina a la cual le habían instalado una pequeña sala de juntas. En ella se encontraban cuatro personas, el socio mal encarado, la presidente y dos de los socios minoristas. John saludo a los cuatro presentes y cuando terminó la presidente le pidió que se sentara aún lado de él. Eso provocó que su socio se pusiera más de malas, ya que él se sentó del
En cuanto Susana se fue, John escucho una voz peculiar y enseguida supo que era la misma persona que anteriormente le había informado de la reunión. Dicha persona estaba vestida con un traje gris sastre, que la hacía ver profesional y educada. Estaba con los brazos en los costados atrás de él. Ella había visto la plática de Susana con John, pero no había podido escuchar nada y eso le había molestado. ¿Por qué esa mujer importante se veía tan regocijante hablando con él? ¿Será que es bueno entablando conversaciones? -se decía para ella misma. -Todo salió muy bien en la reunión, gracias por avisarme -sin decir nada más John le pasó por un lado y camino hacia el dispensador de agua, tomo un vaso y fue nuevamente al ascensor para regresar a su trabajo. -Vaya también es agradecido. Todo un estuche de monerías es este hombre. Cada vez que viene ese cliente ruso yo salgo regañan por la traducción lenta que se hace, ahora parece que el silo ha hecho bien, así que mi jefa y su socio deben
John al darse cuenta de que el nombre del reservado de aquella señora si era el mismo que el de el decidió preguntar en recepción para confirmar que no existiera otro nombre igual. -Disculpe señorita ¿Los nombres de sus reservas se repiten? -No señor cada nombre es único, ya que lo pone la persona que realiza la reserva y nosotros nos aseguramos de que no se repita, para que no vaya a ver confusión y molestia después -el personal de servicios le aclaro a John y luego decidió acompañar lo para que encontrará dicha reservación, aunque no sabía que él ya sabía dónde era. -No puede ser ¿Entonces la señora a la que ayude es quien me quiere conocer? -John sintió pena por sí mismo ya que el sintió no haberse comportado del todo bien con la señora. John después de pensarlo por unos segundos, no tuvo más remedio que dirigirse hacia dicha reservación, pues se vería peor que se fuera sin decir nada. Él no podía simplemente dejar esperando a esa señora. Una vez en la puerta, tocó primero y