Capítulo 27
Diana fue arrastrada y cayó al suelo.

Frente a ella, un par de zapatos de cuero la hizo levantar la vista y, siguiendo los elegantes pantalones de traje, vio la apariencia del recién llegado.

—¡Manuel! ¿Estás loco? ¿Te atreves a secuestrarme?

Manuel se agachó frente a ella y apartó el polvo de su hombro con la mano.

—No me toques.

Diana apartó su mano con disgusto. —¡Repugnante!

—¿Yo, repugnante? —Manuel la miró fríamente—. ¿Crees que eres pura? ¿Por qué Valentín estuvo de acuerdo en colaborar contigo? ¿Crees que no lo sé? Tuviste relaciones sexuales con él, y aún no he dicho que seas repugnante.

Diana se levantó tambaleándose. —Bien, si ambos pensamos que somos repugnantes el uno al otro, deberíamos divorciarnos lo antes posible y seguir nuestro propio camino sin molestar al otro.

—Puedo divorciarme de ti, pero los recursos de los clientes y las acciones de Grupo Martínez, no podrás llevarte ni una parte.

—¿Por qué? Grupo Martínez llegó a donde está hoy gracias a mí.

—Aunque todo se d
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