—¿Qué es lo que está pasando?Frente a los policías, Diana y los otros tres estaban sentados en una fila. Aparte de Luis, los otros tres tenían identidades un tanto especiales, especialmente Valentín, por lo que era mejor que este asunto no se complicara demasiado y se resolviera de la manera más discreta posible. Diana dijo con firmeza: —Esto fue solo un malentendido. —¿Malentendido? —el policía señaló a Manuel, cuya cara estaba hinchada y sangrando—. ¿A esto le llama malentendido? —¿Y tú qué opinas? —Diana no se apresuró a defenderse, sino que lanzó una mirada profunda a Manuel—. Señor Manuel. Manuel, cubriéndose cuidadosamente el ojo, se quedó perplejo. Aunque no estaba conforme, no tuvo más remedio que admitir: —Sí, fue solo un malentendido, estábamos simplemente jugando. Como la víctima no quería presentar cargos al respecto, los policías tampoco podían indagar mucho más. —Esto cuenta como alteración del orden público. Esta vez les daremos una advertencia verbal.
El sonido del timbre del ascensor anunció que habían llegado al piso de Diana. Una voz sombria resonó a su lado, rompiendo el silencio dentro del ascensor:—Ya llegamos, puedes regresar.—Espera un momento. —Diana lo detuvo, luego se apresuró a entrar a su casa. Cuando volvió, tenía una caja de curitas en la mano. —Extiende la mano.Valentín se quedó ligeramente sorprendido.Al ver que seguía inmóvil, Diana tomó su mano y le puso con cuidado las curitas. Sin embargo, lo hizo de una manera torpe y desordenada, dejándolo con un aspecto aún más desaliñado.—Aunque se vean un poco feas, mejor las usas para evitar que te lastimes de nuevo.—Están bien.Su voz suave llegó a sus oídos, y cuando sus miradas se encontraron, el rostro de Diana se sonrojó un poco, desviando de inmediato la mirada con nerviosismo.—Gracias por lo de hoy.—¿Solo así me vas a agradecer?Valentín se acercó sugestivamente a ella.Diana, de repente, se sintió nerviosa y retrocedió unos pasos hasta que su espalda chocó
Al día siguiente.Diana se despertó por el timbre de su celular.Medio dormida, contestó y escuchó la voz de Lucía al otro lado de la línea:—¿Cómo es que sigues durmiendo?—¿Lucía? ¿Ya regresaste del viaje en el que estabas?—Acabo de llegar y lo primero que veo son las noticias. Esta vez tu fama ha incrementado un onton.—¿Qué noticias?—Te las envié, míralas tú misma. Algo confundida, Diana revisó el mensaje que Lucía le había enviado y, de repente, se despertó por completo.A primera hora de la mañana, en Twitter habían aparecido fotos de ella, Valentín y Manuel siendo llevados a la comisaría la noche anterior."El presidente del Grupo Palacios, Valentín, se vio enfrascado en una acalorado agarron nocturno con una tipa que no se sabe dónde salió."Aunque las imágenes de Diana y Manuel habían sido difuminadas, el esfuerzo que hacían, resultó casi inútil por completo. Cualquiera que los conociera podría reconocerlos al instante.Especialmente a Manuel, quien era demasiado famoso en C
—¿Entonces cómo es que se peleó con Manuel? —Él me salvó. Diana no tuvo más remedio que contarle a Lucía todo lo que sucedió la noche anterior. Lucía frunció instante el ceño y dijo: —Ese desgraciado desalmado de Manuel, ¿qué sería de la familia Martínez sin ti? No solo debería darte la mitad de su patrimonio, si te lo diera todo, sería realmente lo justo, ¡y encima se atreve a levantarte la mano! —Por suerte Valentín llegó justo a tiempo y no pasó nada grave. Manuel terminó bastante mal; cuando llegamos a la estación de policía, no se atrevió a decir mucho. Después de todo, si se atrevía a acusar a Valentín, yo también podría acusarlo a él. —Pero dime, ¿cómo es que Valentín estaba en tu casa en plena madrugada? —El tono de Lucía se tornó algo malicioso—. Diana, me parece que sin querer soltaste toda la verdad, ¿no es así? Diana al instante se puso nerviosa. —¡No es lo que piensas! Solo se me olvidó el celular en su coche. —Ah, ¿sí? ¿Te llevó de regreso a casa? —¡De
Los largos dedos de Valentín se posaron justo sobre el soporte del micrófono, ajustando ligeramente su altura. El lugar se quedó en absoluto silencio. Su voz sombría y firme resonó en el salón:—Esta conferencia de prensa es para aclarar las noticias de esta mañana. Como figura pública, ciertamente estuvo mal involucrarme en una pelea, y por ello quiero ofrecer una disculpa. —Señor Valentín, ¿entonces admite que golpeó a alguien? —Dicen que la persona a la que golpeó es precisamente Manuel, el presidente del Grupo Martínez, ¿eso es cierto? —¿La pelea fue por una mujer? ¿Quién es esa mujer? —Soy yo. —Una voz cálida pero firme interrumpió de inmediato, atrayendo la atención de todos. Diana subió con firmeza al escenario desde un costado. Aunque no tenía micrófono, su voz se escuchaba clara y potente—. Soy Diana, exgerente general del Grupo Martínez, y también exesposa del presidente del Grupo Martínez. El señor Valentín peleó por mí, pero en realidad considero que no debe dis
La confesión inesperada¿Quién hubiera pensado que, en un día como hoy, escucharían a Valentín precisamente anunciar en persona una noticia tan explosiva?Luis intervino apresurado para mantener el orden, mientras los guardaespaldas protegían a Diana y a Valentín mientras salían. Los periodistas se agolpaban con frenesí, casi a punto de derribarlos.—Señorita Diana, ¿aceptó usted la propuesta?—¿Cuándo comenzaron su relación?—¿Tienen planes de casarse?Las preguntas de los periodistas caían como rayos.—La conferencia de prensa de hoy ha terminado. Si tienen más preguntas al respecto, tenemos personal encargado de atenderlos—. Luis se plantó firmemente en la puerta trasera, bloqueando de inmediato el paso con todas sus fuerzas, casi siendo aplastado por la multitud.—¡Por el amor de Dios! Jefe, si va a soltar una bomba tan escandalosa como esa, ¿no podría avisar antes? ¡Me va a matar del susto!Mientras tanto, Valentín había llevado a Diana a la sala de descanso en la parte trasera.—
Una llamada inesperada.De repente, el sonido de un teléfono móvil rompió por completo el silencio.Diana empujó bruscamente a Valentín, con el corazón desbordado de confusión y sorpresa, respirando con dificultad. ¿Qué acababa de hacer? ¿Cómo pudo no haberlo rechazado?—Estoy en el bastidor, espérame un momento, ya voy para allá.Era Lucía quien la llamaba. Diana, intentando en ese momento recobrar la compostura, le aseguró que estaba a salvo, aunque su agitada respiración no pasó para nada desapercibida al otro lado de la línea.—Diana, ¿estás bien?—Sí, no te preocupes por eso. Ya te veo en un rato. —Con rapidez, colgó el teléfono, evitando a toda costa la mirada penetrante de Valentín. — Mi amiga me está esperando... Tengo que irme.Se alejó a paso apresurado, aunque apenas había dado unos cuantos pasos.—Diana. —La voz de Valentín la detuvo de repente—. ¿Lo aceptaste?—¿Acepté qué? —Preguntó Diana, nerviosa—. ¡No acepté nada!—Pero ya todos los medios lo saben.Diana, en pánico,
—Yo creo que mejor te vienes a vivir a mi casa por un tiempo. La ciudad está bien, pero hay demasiados periodistas allí.—No te preocupes por eso, ya he dicho todo lo que tenía que decir. No creo que los periodistas me sigan molestando.—Bueno, si te sientes segura allí, está bien. Pero pienso que Valentín no te dejará sin protección alguna, al fin y al cabo, él es el presidente del Grupo Palacios.—No hablemos de él. ¿Qué te parece mi oficina? ¿Alguna sugerencia al respecto?—Está muy bien, me encanta el sofá en la zona de descanso afuera, aunque siento que le falta algo.—¿Qué le falta?—Está justo frente a ti. —Lucía despreocupada cruzó los brazos, sonriendo mientras la miraba—. Renuncié a mi trabajo.Diana se quedó atónita por un momento y, al recuperar un poco la compostura, una expresión de júbilo iluminó al instante su rostro.—¿Lucía, hablas en serio?—¿Tengo cara de estar bromeando? Después de este último viaje, mi renuncia ya fue aprobada. En cuanto entregue lo que tengo pend