Capítulo 106
El sonido del timbre del ascensor anunció que habían llegado al piso de Diana. Una voz sombria resonó a su lado, rompiendo el silencio dentro del ascensor:

—Ya llegamos, puedes regresar.

—Espera un momento. —Diana lo detuvo, luego se apresuró a entrar a su casa. Cuando volvió, tenía una caja de curitas en la mano. —Extiende la mano.

Valentín se quedó ligeramente sorprendido.

Al ver que seguía inmóvil, Diana tomó su mano y le puso con cuidado las curitas. Sin embargo, lo hizo de una manera torpe y desordenada, dejándolo con un aspecto aún más desaliñado.

—Aunque se vean un poco feas, mejor las usas para evitar que te lastimes de nuevo.

—Están bien.

Su voz suave llegó a sus oídos, y cuando sus miradas se encontraron, el rostro de Diana se sonrojó un poco, desviando de inmediato la mirada con nerviosismo.

—Gracias por lo de hoy.

—¿Solo así me vas a agradecer?

Valentín se acercó sugestivamente a ella.

Diana, de repente, se sintió nerviosa y retrocedió unos pasos hasta que su espalda chocó
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