Los pensamientos van y vienen en la mente de Simons. Su matrimonio de tantos años estaba por finalizar, su hija ya no era aquella chica impetuosa que lo apoyaba, había cambiado de tal manera que no podía creer que hubiera en ella tanta maldad. April no estaba a su lado para escucharlo o simplemente para platicar. Tenía dos opciones, dejarse abatir por ello o tratar de revertir aquella situación que lo perturbaba sin darle tregua a su ya cansada mente. No era el joven de antes, los años habían pasado indetenibles, dejando huellas en su rostro cansado y en su corazón. Aún así, no quería desistir de todo. Pero necesitaba encontrar algo que le diera ese deseo de continuar adelante. En tanto, Susane quien estaba dispuesta a reiniciar su vida, salió de la mansión esa mañana, en compañía de su chofer. —Lléveme al atelier de belleza, Henry.—Sí, señora, como usted ordene. Minutos después, ella bajó del coche. Entró al lujoso atelier donde normalmente iba sólo a arreglarse el corte de
Susane salió del atelier y llamó a Brenda, una antigua amiga a quien llevaba años sin ver, acordaron salir de compras para luego reunirse en uno de los prestigiosos bares de New York y conversar. Luego de cambiar todo su guardarropas, la mujer regresó a casa. Fue hasta su habitación y no encontró a Simons, era mucho mejor así, no tenía el menor interés en discutir, sólo quería disfrutar de su libertad y volver a ser la mujer independiente que había sido hasta que de casarse con él. En tanto, en la otra habitación, Samantha terminaba de arreglarse para verse con su amante. Le envió un mensaje a Gari donde le decía que iría a reunirse con una de sus antiguas modelos, con quien trabajó tres años atrás. “Me reuniré con Christa, no sé a qué hora regrese” Gari sintió alivio al leer aquel mensaje, por lo menos no tendría que lidiar con ella y podría incluso ir a ver a su hijo y a Priscila, el encuentro que tuvieron en el auto de ella, lo tenía con ganas de más. El viernes prometía, para
—¡Susane! —la mujer se separó abruptamente de Theodore al reconocer la voz de su hija. Al ver a su madre, bajando de aquel auto y vestida de esa manera, la caprichosa joven quiso avergonzarla. —¿Qué ridiculez es esta, mamá? —¡Sam! No me hables así —dijo llena de vergüenza.—¿Samantha? —Theodore pronunció su nombre y ella volteó a ver al extraño que acompañaba a su madre.—¿Theo? ¿Qué haces aquí? —cambió su tono de voz. —Vine a traer a tu madre. ¿Simons, cómo está? —preguntó intentando desviar la atención de la mujer. —Mi padre está bien. —Me ofrecí a traer a tu madre, después que terminó la exposición en la galería —Susane levantó la mirada, ¿de que estaba hablando? Fue segundos después que entendió lo que ocurría, aquel caballeroso y gentil hombre quería distraer a su hija para evitar que la abochornase aún más. —¡Gracias, Sr Van Dijk! —dijo ella siguiéndole la corriente a su acompañante. —Ve a casa de una vez mamá y quítate ese disfraz de mujer liberal. No voy a pe
Mientras uno de los oficiales colocaba las esposas a Guy, el otro verificó el pulso de Gari.—No está muerto, sólo se desmayó. —dijo e intentó levantarlo. Gari abrió los ojos y miró a su hermano con repulsión. —¿Estás bien, Gari? —preguntó Susane, mientras buscaba una toalla para dársela, Gari asintió y con la ayuda del oficial se puso de pie. —¿Qué fue lo que ocurrió? —preguntó el oficial. Samantha quién estaba atónita al ver que Gari no reaccionaba, sólo respondió:—Fue sólo un mal entendido. —ella también estaba totalmente desnuda.—¿Un trío que salió mal? —Bromeó el segundo oficial. Susane se cubrió la boca con ambas manos para no reírse delante de los oficiales. —Dije que sólo fue un malentendido. El señor es mi esposo —dijo señalando a Gari. —Ah y supongo que este es su amante, señora —respondió el oficial en tono sarcástico, mientras apuntaba en su libreta de novedades.—Suéltelo oficial, es mi hermano, no es lo que usted piensa. —contestó Gari, mientras pasaba la m
Gari se vistió rápidamente para ir hasta el hospital, cuando salió al pasillo para bajar las escaleras, se encontró con Susane, quien no lograba conciliar el sueño. Estaba muy nerviosa e intranquila, además de todo lo que había pasado horas atrás, era la primera vez que Simons no estaba a su lado y en medio de su deseo de libertad, no se había ocupado en saber de él.—¿A dónde vas, Gari? ¿Qué ocurre? ¿Es Simons? —preguntó ansiosa.—Es Guy, está en el hospital, debo ir a verlo —Susane se llevó las manos a la cabeza. —¿Pero que le ocurrió? —preguntó y Gari bajó las escaleras precipitadamente, apenas respondiendo:—No lo sé, debo ir a verlo. Disculpa, Susane.El pelirrubio salió de la mansión, subió a su coche y condujo hasta el hospital. Minutos después ya estaba llegando, aparcó el auto y bajó de su coche. Entró al hospital yendo directamente al área de emergencia. Al ver a Alice fue hacia donde estaba la chica, acompañada de su madre, hecha un mar de llanto.—¡Alice! ¿Dónde est
—Venga entonces, Sra Gootemberg, esto que tengo que informarle lo debe saber usted también. Tanto Gari como April fueron hasta el consultorio del médico. Ambos se sentaron, la ansiedad en sus rostros y movimientos era obvia. —¡Díganos doctor, qué es eso que debemos saber!—La operación fue bastante delicada debido a la perforación de uno de los órganos principales, el intestino, por lo cual su hermano deberá llevar una sonda durante algunos meses hasta que podamos hacer una segunda operación reconstructiva. Para muchas personas esto resulta un poco incómodo por el excesivo cuidado que requiere el paciente, pero cualquier situación por falta de cuidado podría provocar una asepsia y eso pondría en peligro su recuperación incluso provocar su muerte.—Eso no va a pasar, doctor. —respondió con firmeza, April— Además de ser su madre, soy enfermera y mi hijo cuenta conmigo para lo que sea.—Esa es una buena noticia, señora. Nada mejor que el cuidado de una madre para sanar. Lo otro, e
Al llegar a París, lo que menos imagino la rubia afrancesada era que la situación de su padre fuese realmente grave, su madre apenas le había comentado de algunos malestares que le mantenían recluido en el hospital, mas no que estuviese padeciendo una enfermedad degenerativa como la de Huntington, en la cual su padre perdía no sólo su motricidad sino su capacidad cerebral.Al ver a su padre postrado en una silla de ruedas, Annette se derrumbó por completo. —¿Por qué mamá? ¿Por qué no me lo dijiste?—Annette, tu padre me pidió que no lo hiciera, bien sabes lo orgulloso que era, nunca me dijo que estaba enfermo hasta hace un año que comenzó a sentirse mal y tuve que ingresarlo de emergencia. Es una enfermedad irrevertible, hija.—¡No, no quiero que se vaya! No quiero que me deje.—Sé como te sientes, yo me sentí exactamente igual. Ahora sólo nos queda avanzar y cuidar del patrimonio que tu padre nos deja. Me pidió que te llamara, por eso lo hice. Para la rubia afrancesada, aquel
Dos meses después…Desde aquel momento en que Gari se sintió finalmente libre de aquel contrato, las cosas a su alrededor comenzaron a funcionar. Priscila y Gari estaban enfocados en llevar ambas empresas a la cima, ella seguía apoyando a Gerald, y Gari a su padre. Ambos logrando sus sueños. Se habían ido a vivir a una casa que él compró con si primer sueldo como CEO de Empowerad, quería darle a su amada y a su hijo todo lo que merecían pero que fuese producto de su trabajo. Aunque Theodore le ofreció vivir con él en la mansión, ambos querían comenzar de cero y juntos. —¿Te gusta? —le preguntó al quitarle la venda de los ojos.—¡Oh por Dios! Me encanta —se volteó de frente a él y besó sus labios. —Necesitamos comprar algunas cosas, pero lo importante es que es nuestro, que todo lo que hay dentro es producto de nuestro trabajo y sobre todo de nuestro amor. —¡Te amo! Gootemberg. —Y yo, a usted Sra Higgins. —sus labios se amoldaron perfectamente uno entre los otros, danzando