Amaia Domínguez GarcíaZacatlán de las Manzanas, Puebla, MéxicoAxel y yo, nos alejamos tomados de la mano y nos fuimos en busca de una chamarra o algo para que yo me cubriera y afortunadamente encontramos rápidamente dónde comprarla y me la puse de inmediato, en el camino de regreso para alcanzar a la güera y a Cris, Axel y yo nos sentamos un poco en una banca, él parecía querer decirme algo.–Amaia, sé que ya me has dado tu respuesta muchas veces, pero quiero saber si sigue en pie de tu parte, el irte conmigo a Boston – Me preguntó Axel – Me tomé el atrevimiento de hacerte una cita para la Visa y es en un mes y medio y ya pagué por el trámite.Desde luego que yo me iría con él a donde me llevara, ya la situación se había vuelto intolerable con esas dos mujeres y su histeria, lo que deseaba era estar lejos de los problemas, ser libre de estar con él en otro lugar.–Claro que sí, mi rey. Axel, no tienes que preguntármelo siempre, sabes que, si me dan ese documento, me iré sin dudar a
Axel Vega LazcanoZacatlán de las Manzanas, Puebla, MéxicoLos días de las vacaciones se nos estaban yendo como agua entre los dedos, muy rápidamente y eso se debía a lo mucho que yo estaba disfrutando de mis vacaciones con mi hermosa Amaia, ella era la mujer de mi vida y con la que cada momento era único e inolvidable. Recorrimos varios lugares de Zacatlán y hoy nos fuimos al mirador de cristal, Amaia estaba un poco temerosa y no me soltaba para nada, lo que les daba mucha risa a Cris y a la güera.–Axel, tengo miedo que esto se vaya a caer – Me dijo Amaia – Es de vidrio y somos muchos y además es de noche y nadie nos verá caer al vacío.Amaia estaba muy nerviosa y pensaba que el vidrio no nos iba a poder sostener y que íbamos a caer al vacío e íbamos a morir y lo peor de todo era que nadie nos iba a ver caer, eso era imposible, el vidrio estaba pensado en que resistiría a todos esos kilos.–Amaia, sea de noche o de día, si caemos al vacío seguramente moriremos – Dijo la güera – Esta
Axel Vega LazcanoZacatlán de las Manzanas, Puebla, México–Eso no lo creo, mi rey. Has tenido miles de mujeres y he visto como se han desvivido por ti.Pero fueron algo diferente, ellas no eran de un interés sentimental, lo eran meramente carnal, eran solo sexo, mis sentimientos verdaderos son lo que tengo hacía Amaia, y no importaba si ellas se desvivían por mí, yo nunca se los había pedido y por la única que me he desvivido yo, ha sido por ella. –Pero, yo solo me he desvivido por ti. Eres la mujer de mi vida Amaia y no quiero que eso lo dudes, jamás. Tú me has enseñado lo que es el verdadero amor, me has enseñado a vivir la vida y a disfrutarla mejor – Le aseguré mirándola a los ojos – Eres torpe, caótica e insegura, pero así me encantas.Ella estaba hecha totalmente pensando en mí, a la única que yo le había aceptado todo, es la mujer de mi vida por la que haría y daría todo, no tenía que buscar en nadie más lo que ella me daba, estaba plenamente seguro que con ella iba a vivir l
Amaia Domínguez GarcíaZacatlán de las Manzanas, Puebla, MéxicoLos días que nos quedaban en Zacatlán nos la pasamos muy divertidos yendo a paseos al aire libre, haciendo senderismo y visitando varias cascadas naturales y zonas boscosas, amaba ese lado aventurero y maravilloso de Axel porque era un lado que solo él tenía. A Axel le gustaba mucho ir a la aventura y a mí también y era algo que disfrutábamos mucho hacer juntos.–Axel mi amor, ven vamos a sentarnos un rato, es que me siento muy cansada – Le pedí – Abrázame por favor, mi rey.Debíamos parar aunque fuera por unos minutos, pero para ver un poco alrededor de donde estábamos, esto era vida, era lo que necesitábamos él y yo, algo natural, que no estuviéramos estresándonos por lo que podían hacer otras personas, solo concentrarnos el uno en el otro.–Claro que sí, cariño. Siempre que quieras yo te abrazaré preciosa. Te amo, Amaia – Axel me envolvió en sus brazos – Dime por favor, si te sientes mal.Yo me encontraba perfectamente
Amaia Domínguez GarcíaZacatlán de las Manzanas, Puebla, MéxicoNo podía mantener los ojos abiertos, quería seguir acostada, y descansar, pero que Axel se quedara a mi lado,–Cariño, te sientes así porque te ha venido tu periodo. Tranquila, preciosa, te ayudaré a levantarte y llenaré la tina para meternos a bañar, no pasa nada Amaia.No me había sentido nunca así cuando me ha bajado el periodo, no me gusta que me baje, es un malestar que no lo aguanta nadie, siento que todo me da vuelta y que de un momento a otro me voy a desmayar.–Axel es que me da, no sé qué, eso. Lo siento mi amor, me siento demasiado mareada, mejor déjame aquí acostada. No aguanto el dolor del cólico y la verdad es que no me siento con fuerzas, para levantarme.–Pediré a la güera que nos ayude, espérame aquí cariño.Solo quería cerrar los ojos y que todo esto pasara lo más pronto posible, este dolor se estaba haciendo cada vez más insoportable, no creo que haya otra persona en el mundo que se sienta así como y to
Axel Vega LazcanoLeón, Guanajuato, MéxicoTodo lo bueno llega a su fin y así nos había pasado a mi hermosa mujer, a nuestros amigos y a mí. Teníamos que regresar a nuestra realidad. Pero nadie nos podía quitar la dicha de haber disfrutado todos estos días en total libertad, nos movimos a donde quisimos sin estar escondiéndonos de nadie, fuimos felices todos esos días.Después de pasar poco más de un mes en Zacatlán y en Puebla, hoy regresamos a León y con nuestro regreso también volvían esas preocupaciones que nos aquejaban a ambos, principalmente las de no saber lo que iba a pasar con la loca de Cecilia, eso siempre nos iba a afectar demasiado, pero esperaba que, ya que le dieran la visa a Amaia todo eso quedara atrás.–Chicos, gracias por acompañarnos de vacaciones – Agradecí a la güera y también a Cris – Nos la hemos pasado muy bien.Nos la habíamos pasado de lujo, les agradecía enormemente de que nos hubieran acompañado, no nos hubiéramos divertido tanto, debíamos organizar más v
Axel Vega LazcanoLeón, Guanajuato, MéxicoEn donde sea lo vamos a ser, pero igual que Amaia, nunca me había visto viviendo fuera de México. Al terminar de cenar, Amaia y yo, nos fuimos a preparar las cosas del día de mañana y después, nos fuimos a dormir y la abracé como siempre, estaba con la mujer de mi vida y nada nos debe turbar nuestra paz.Debíamos dormir tranquilos, que al despertar y tener todas nuestras cosas en total calma, estábamos viviendo a la expectativa de lo que pudiera hacer Cecilia, y eso no era justo para nadie, porque no vivía ni dejaba vivir en paz, debe organizar su vida y no ver la vida del otro, no ganaba con estar jodiéndonos.–Axel, no quisiera que tuviéramos que ser nosotros los que nos tengamos que ir de aquí – Dijo mi mujer con pesar – Quisiera que pudiéramos quedarnos en este lugar, es nuestro hogar, no tendríamos que dejar todo esto, me duele estar dejando mis cosas, mis amigos, mis estudios, pero sé que es por nuestro bien.Ella tenía razón, pero no p
Amaia Domínguez GarcíaLeón, Guanajuato, MéxicoAxel y yo sabíamos desde que regresamos a León que habíamos vuelto al ojo del huracán y a terrenos demasiado peligrosos. Me sentía muy preocupada de pensar que lo nuestro podía peligrar y también me sentía demasiado triste porque no me dieron la visa y causa de eso teníamos que seguir Axel y yo, aquí en León, no nos quedaba otra. Un día que salí del Tec, lo alcancé en el despacho y escuché que él discutía con mi hermana, estando afuera de la oficina de él, cuando fui sorprendida por Bin Laden.–Amaia, creo que no está bien que estés escuchando así las conversaciones – Me dijo Bin Laden – Mejor vamos, acompáñame a mi oficina. Axel, está hablando con Ale.Esa no había sido mi intención, simplemente había llegado en el momento menos oportuno encontrándome con esta discusión, no me lo decía, pero yo por supuesto que me quería enterar qué era lo que tanto le estaba reclamando mi hermana a Axel, ella no quería quitar el dedo del renglón.–Bin