Axel Vega LazcanoLeón, Guanajuato, MéxicoMi hermana Elisa se estaba muriendo y nada lograba consolarme. Me destrozaba ver a mis padres llorando desconsolados, a mis hermanas de igual manera y a mi hermosa Amaia, que no podía contener su llanto, pues ella y Elisa se llevaban súper bien. Abracé a mi hermosa mujer queriendo que ambos nos consoláramos mutuamente y que poco a poco ese dolor se fuera de nosotros.–Axel, mi amor, ojalá que pronto te dejen pasar a ver a Elisa – Dijo mi hermosa mujer al oído – Te amo Axel, quisiera verla también yo.Necesitaba ver a mi hermanita, eso de que no le quedaba tanto tiempo, no lo iba a poder aceptar, tenemos que reanimarla para no debemos dejarla morir, no se puede morir, no nos puede dejar.–Sí, mi reina, la veremos ambos cuando nos den permiso – Dije entre sollozos – Claro que los primeros que tienen el derecho de ver a mi hermana, son mis papás y temo que les pase algo, cuando vean a Elisa rodeada de cables.–No mi amor. Ellos van a estar bien,
Axel Vega LazcanoLeón, Guanajuato, MéxicoNecesitaba ver a mi hermana, me iba a morir al verla tan vulnerable, pero tenía que ser fuerte, ella tenía que vernos fuertes, teníamos que darle toda la fuerza que estaba necesitando, y que estuviera tranquila.–Sí, mi amor, ve a ver a Elisa – Me animó Amaia – Ella debe saber, que todos nosotros esperamos verla con bien.Todos deseábamos eso, que estuviera con bien, que se recuperara y que saliera muy rápido de esto, que saliera con más fuerza, que luchara con todas sus fuerzas, era lo que estaba pidiendo a todos los santos que la dejaran más tiempo con nosotros.–Gracias, pasaré entonces a ver a mi hermana. Acompáñame, hasta el consultorio del doctor, por favor Amaia.–Claro que sí, amor.Amaia y yo, nos separamos de mis padres y de mis hermanas y nos fuimos caminando al consultorio del doctor, él estaba ocupado con alguien y mientras esperábamos mi hermosa mujer, me abrazó y volvimos a llorar juntos. Ella sabía lo que yo estaba sintiendo y
Amaia Domínguez GarcíaLeón, Guanajuato, MéxicoEsperé en la sala de espera con Lore, Martha y la mamá de Axel, pero él no salía de ver a Elisa y por momentos tuve demasiado miedo. Muchas cosas estaban pasando por mi mente y decidí dejarlas a solas a ellas tres, pues no sentía encajar mucho ahí. Algo me decía que fuera al pasillo para ver si Axel ya venía de salida y era como si él mismo, me estuviera llamando en silencio cuando lo vi caminando sin ganas hasta que nos encontramos y nos abrazamos.–Cariño, Elisa está muy mal y tengo mucho miedo – Axel bebía de sus lágrimas – Te amo Amaia, te necesito más que nunca.–Aquí estoy mi amor – Dije sin soltarnos – Te amo, mi rey y ¿sabes? Estuve pensando que como tu familia tiene dinero, podrían ofrecer una recompensa para no sé la familia de alguien que ya esté terminal y que sea donador de órganos, tal vez así, podamos conseguir el corazón que Elisa necesita.Axel no pudo hablar más conmigo, se soltó llorando desconsolado y me abrazó más ti
Amaia Domínguez GarcíaLeón, Guanajuato, México–Elisa, no me pidas eso, yo sé que tú estarás aquí con nosotros mucho tiempo. Sé que vas a tener tu milagro, ya dentro de poco vamos a tener al donador que estamos esperando.–Mi milagro ya lo tuve Amaia y estoy frente a él – Declaró – Yo pedía el milagro que llegara esa mujer, que iba a volver loco de amor a mi hermano y por la que él cambiaria y dejaría de andar de mujeriego para ser hombre de una sola. Yo quería que Axel se enamorara de verdad y eso tú lo has logrado.–Elisa, yo no sé qué decir…–Amaia, prométemelo por favor que vas a cuidar y hacer muy feliz a mi hermano – Volvió a decirme – Que cuando yo me muera, él no va a querer estar con nadie. Dime que estarás para él y que lo sacarás adelante, por favor me lo tienes que prometer.Yo ya no me iba a separar de Axel, nunca, ya estábamos tan unidos que teníamos que dar el siguiente paso y salir del país, pero ella se iba a recuperar y le diría a Axel que nos fuéramos los tres, tal
Axel Vega LazcanoLeón, Guanajuato, MéxicoAl llegar al hospital Amaia y yo, todo era devastador y muy doloroso. Mis padres se acercaron a abrazarme y también lo hicieron mis dos hermanas Martha y Lorena. Sé lo que sentía Amaia al estar presenciando esa terrible escena y ella no se integró con mi familia para darnos privacidad, se quedó un poco lejos hasta que un doctor salió a hablar con nosotros.–Señores Vega Lazcano. En breve vendrán las personas de la funeraria para llevarse a Elisa, quise venir a preguntarles si quieren pasar a despedirla – Nos preguntaba el doctor – Sí es así, vengan conmigo para que la vean antes que se la lleven.Qué dolor tan grande el que estaba atravesando mi corazón, hubiera dado todo lo que tenía para poder salvar a mi pequeña hermana, pero ni siquiera si se hubiera tenido la oportunidad de operarla, ella se hubiera salvado, su sistema no lo hubiera soportado. –Hijos, debemos ir todos juntos a despedir a su hermana – Dijo papá – Será lo mejor, darle to
Axel Vega LazcanoLeón, Guanajuato, MéxicoAmaia y yo, entramos a ese cuarto en el que mi hermanita estaba acostada, cubierta solo por una sábana y ya sin mangueras o cables, ya no tenía nada. Lucía muy pálida, pero con todo y eso no dejaba de verse hermosa y pura como siempre fue ella. Amaia, se puso muy mal al verla así y yo me sentí peor de ver a mi mujer en esa crisis tan terrible.–Elisa, amiga, no me hagas esto – Amaia abrazó el cuerpo de mi hermanita – Tienes que despertarte. Tienes que decirnos que esto se trata de otra broma tuya.–Cariño, ella ya se ha ido – Abracé a mi mujer – Tenemos que decirle adiós.–No quiero Axel, no quiero mi amor.Con mucho pesar, nos despedimos los dos de Elisa y nos tardamos más tiempo del que nos habían permitido, cada uno le dimos un beso y un último abrazo a mi hermanita Elisa y mojamos su carita con nuestras lágrimas que, en lugar de cesar, parecía que no iban a detenerse nunca en salir de nuestros ojos y para empeorar la situación llegaron lo
Amaia Domínguez GarcíaLeón, Guanajuato, MéxicoAl volver de Autlán, pasaron unos días en los que mi hombre perfecto estaba muy ausente y hasta distante conmigo. Yo quería ayudarlo y no solo yo, también mi hermana Ale y sus demás compañeros del despacho incluido también en ellos mi padre. Un día que hacía mi tarea en su despacho, él aventó de la nada unos documentos al suelo y yo, me puse de rodillas de inmediato para recogerlos.–Axel, yo los recojo mi amor. Tú está tranquilo, por favor – Le pedí – No pasa nada.Yo nunca lo había visto así, sabía que tenía su carácter, muy fuerte, pero ahora estaba muy agresivo, parecía que no podía controlar su rabia por la muerte de Elisa, que había sido muy difícil para todos, ninguno de nosotros tenía la culpa de su enfermedad.–Pasa todo, Amaia – Dijo exaltado – Me muero de coraje y no es contigo, es con la vida injusta que me ha tocado vivir. Nada me sale bien, debería de renunciar a la firma e irme al infierno.No podía estar diciendo eso, sol
Amaia Domínguez GarcíaLeón, Guanajuato, MéxicoPor primera vez, me dio mucho miedo como me quedó viendo en cuanto hablé y quise acercarme para darle un abrazo, pues me había quedado dormida muy preocupada esperando a que llegara.–Dudé en venir, pero ahora veo que no debí volver. Estás de nuevo con tu vocecita, queriendo consolarme y no te cabe en tu mente prodigiosa que no me puedes consolar y cállate que sé las tonterías que vas a decirme.No me podía estar diciendo eso, por qué me atacaba de esa manera, yo no le había hecho nada a nadie, no era responsable de que así hablara, pues lo hacía para consolarlo era verdad, pero me estaba muriendo por dentro, eso me estaba matando, acabando.–No son tonterías – Empecé a llorar – Sé por lo que estás pasando, aunque digas que no. Yo sé lo que es perder a alguien que amas.Yo no era ninguna insensible, sabía perfectamente lo que era perder a un ser querido, no me podía estar tratando de esta manera, yo amaba a Elisa, y mis sentimientos haci