NARRADORAWilliam comenzó a comprarle todo tipo de cosas dulces que la tenían chasqueando los labios y salivando con las delicias.Las pupilas afiladas del macho se fijaron en esos labios regordetes, brillando en azúcar, aguantando las ganas de chupárselos y lamerlos.Nana era una mezcla de inocente seducción.Ella misma no se daba cuenta de lo que encendía en su interior con cada gesto.De repente se dio cuenta de que la atención de Nana se quedó fija en unos collares de piedras brillantes.—Deme ese turquesa —le pidió a la hembra que los tejía, pagándole con unas monedas que Nana nunca había visto antes.—Para ti —William se lo ofreció mirando su cuello blanco al descubierto.—No, no debiste comprarlo…—Pero quise hacerlo, es un regalo para ti —insistió colocándoselo alrededor del cuello, acariciando su piel “sin querer”.—Yo… no tengo nada para regalarte —ante la respuesta de la omega, William se quedó algo perplejo… si ella pudiese leer su mente.“Nena, que existas ya es el regalo
NARRADORA—Toma aire por la nariz, amor… lento, preciosa… así… —le dio un respiro, y antes de que Nana volviera a ponerse la coraza, la besó de nuevo.Su cuerpo más alto la arrinconó en la oscuridad del alero.Con la música de fondo y las risas a lo lejos, ellos se acariciaban y besaban lentamente, rodeados de sonidos eróticos.El corazón de Nana estaba a punto de salirse de su pecho.—Mmmm… sshhh… — siseó vibrando con el cosquilleo en su vientre y entre sus piernas.Todo parecía perfecto, pero de repente el beso aumentó de intensidad y las manos del macho bajaron a apretar sus nalgas con lujuria.La dura y fiera erección se frotaba vigorosa contra su vientre.Gruñidos lobunos comenzaron a salir de la boca de William, donde unos caninos enormes empezaron a emerger.—No, no, ¡maldición! —William dio un paso atrás, jadeando, dejando a Nana desconcertada.Enseguida pensó que había hecho algo mal. Seguramente era eso.William descubrió que era una mojigata.—Yo… lo lamento… —se disculpó c
NARRADORA —Bueno, parece que las cosas funcionaron con Nana —Lyra dio un suspiro mirando la espalda ancha del guerrero que se alejaba. Se habían quedado como dos padres preocupados por su cachorra, esperando a Nana en el camino por si se metía en problemas. El guerrero del Beta les había dicho que la Omega dormiría a salvo dentro de la manada. Repentinamente, el pecho fuerte de Drakkar le tapó la visión. Lyra subió la mirada sin comprender. —No estés viendo la espalda de otro macho, no me gusta — Lyra sonrió de lado, sintiendo los dulces celos de su salvajito. —No sé, hace tiempo que no te veo bien la espalda, ni eso ni nada más… interesante —miró sutilmente hacia su entrepierna y luego se giró para echar a andar de regreso a la cabaña. Escuchó enseguida a Drakkar persiguiéndola y una sonrisa astuta y sexy se dibujó en sus labios. —Lyra, vamos a hacerlo… yo también te deseo demasiado, pero siempre hay problemas, personas y el viaje… —la abrazó por detrás, todo estresa
NARRADORA ¡Las demás iban a flipar cuando lo supieran! —Nena, ¿de veras estás bien? ¿Cómo te voy a golpear la cabeza? —Drakkar estaba que no entendía nada. —Vamos de regreso, esto es muy fuerte, necesito tiempo para procesarlo —lo tomó del brazo y Drakkar miró a su amiguito semierecto que se había quedado con las ganas. —¡Y tú! —Lyra se giró de repente hablando con la sombra. — ¡Procura que no se filtre más de esas… esas intimidades a mi mente o eres espectro muerto! ¡Piérdete hasta que te necesite! Señaló entre la oscuridad del bosque, resoplando y echando a andar con su macho que se había quedado con las ganas. Pero el que sí se estaba desquitando todo era Laziel. Fueron tantas las veces que sus hermanas se burlaron de su posible relación con la mujer que ahora gemía sobre él. Que estaban de metiches, arruinándole los pocos momentos de abordarla a solas. En una esquina oscura del palacio, como dos clandestinos, la hechicera estaba con el vestido subido hasta la indece
NARRADORA La mente de Nana le jugaba malas pasadas. Intentaba concentrarse en el placer que sentía con su mate sobre ella, sus manos calientes acariciándola con ternura. Sus besos ardientes, esas sensaciones vibrantes que recorrían su piel. Sin embargo, cuando William subió su falda de cuero y comenzó a dejar tiernos besitos en la parte interna de sus muslos, Nana tuvo que luchar con la idea de cerrar las piernas. William, desde el inicio, se dio cuenta de su miedo. Diosa, ¿qué le había sucedido a su hembra? Su lobo rodeaba lentamente a Reina, que aún temblaba bajo cada lamida y caricia. Las manos callosas desataron las tiras del costado con suavidad, siempre mirándola por encima de su vientre, despacio, a pesar de que aguantarse le estaba costando años de vida.—Cariño, no me compares con nadie más. Te voy a hacer olvidar… Nana, confía de verdad en mí…Nana asintió nerviosa, apostando todo a este momento. La boca lujuriosa bajó por su monte de Venus, lamiendo y gruñendo. Wil
NARRADORA —Señor, hay rumores de que el Rey Lobo está más raro que nunca, pero que su poder parece haber aumentado —el guerrero hablaba con un joven Alfa sentado en la silla similar a un trono. Su mirada severa, sus rasgos afilados y fríos. —Bien, puedes retirarte —le dijo al hombre que dudaba en seguir hablando. —Pero… su hermana… quizás si pagamos por ella, no creo que al Alfa le guste… —¿Acaso sabes lo que quiere mi padre? ¿Te atreves a hablar por él? —¡Nunca me atrevería, señor Wallace! —el guerrero comenzó a sudar frío.Estaba seguro de que el Alfa les ordenaría traer a Vera como fuese, pero su hermano Wallace era otra cosa. —Vera se buscó ese mal por ella misma, bien le dije que no fuera al torneo —Wallace le respondió entre dientes.—. ¿O quieres traer la desgracia del Rey Lobo sobre nuestra manada? El guerrero juró y perjuró que no, pero Wallace lo despachó con algo de molestia. Había pasado un tiempo y no se terminaban de acostumbrar a él. Siempre hablando de su pad
NARRADORASentada en medio de las runas lunares, Lyra miraba a Drakkar con los ojos llenos de sorpresas. —Lyra, ¿qué sucedió? ¿Todo está bien? —le preguntó atravesando el hechizo e inclinándose para abrazarla. No le gustaba lo desconocido, esas cosas raras que podían salir mal y llevarse a su mujer. —Drakkar, encontré otro fragmento del poder del Khalum, pero las cosas son más complicadas de lo que creía —Lyra le transmitió en su mente todo lo que el espectro reveló para ella. “El Corazón… mi Corazón…” Aztoria escuchó a Khalum murmurar pensativo, intentando recordar.Los secretos de Khalum despertaban mucho su curiosidad. Necesitaban obtener ese poder y hacerlo ya; el tiempo se acababa para el padre del Beta William. Pero por muy poderosos que fueran e incluso con el espectro de Laziel, esta manada contaba con demasiados guerreros, bien entrenados y armados. Era necesaria una ayuda desde adentro y esta vez, muy en serio, el Beta William tendría que escoger de bando.*****Mient
VALERIA — ¿Estás… estás segura Esther? – le pregunto con la voz quebrada. Mi corazón late apresurado, lleno de felicidad. — Muy segura Luna. Está embarazada. — ¿Por qué no he podido olerlo o su padre? – le pregunto preocupada. — Es muy reciente, quizás por eso, dele más días y debería percibir sus feromonas. Me responde y asiento, con los ojos nublados por las lágrimas. Soy la Luna de manada “Bosque de Otoño”. Hace tres años me casé con el hombre que amo con locura, a pesar de no ser mates destinados, mi Alfa Dorian. He dado todo por ser la Luna perfecta, el pilar al que pueda apoyarse, sin embargo, una sombra opaca mi matrimonio y era el tema del heredero. Nunca había podido salir embarazada y admito que no comparto mucho la cama con Dorian, pero sé que sus obligaciones de Alfa lo tienes demasiado ocupado y estresado. — Por favor, no le digas a nadie en la manada. Deseo sorprender a mi esposo. — Pierda cuidado Luna, no diré nada. ¡Felicidades! – me sonríe y le devuelvo la