Kael estaba sentado en su trono improvisado, una estructura rústica hecha de madera oscura y pieles, que dominaba el centro de la cueva donde su manada se refugiaba. La luz tenue de las antorchas proyectaba sombras danzantes en las paredes, reflejando la mezcla de poder y caos que emanaba de él. Su mirada estaba fija en el mapa extendido frente a él, pero su mente estaba ocupada con algo mucho más importante: Laila.Kael había pasado años construyendo su nueva manada, pero sabía que su verdadero éxito no dependería solo de la fuerza bruta. Laila era la clave. Su sangre era su conexión más poderosa con Cuarto Creciente y, al mismo tiempo, su arma más letal contra Raiden y Aria. Dentro de él, Ares, su lobo, hablaba con una mezcla de urgencia y satisfacción.Ares:“Ella no puede resistirse por mucho tiempo. Es nuestra por derecho.”Kael sonrió ligeramente, sus dedos trazando una línea en el mapa hacia el territorio de Cuarto Creciente.Kael:“Lo sé, Ares. Pero debemos ser pacientes. Cada
El amanecer en Cuarto Creciente trajo consigo un aire de inquietud. Las conversaciones en voz baja entre los miembros de la manada, las miradas de desconfianza y los susurros apenas disimulados no pasaban desapercibidos para Raiden. Como Alfa, su deber era mantener la unidad y fortaleza de su manada, pero esta vez, la amenaza no venía de fuera: el peligro parecía estar germinando dentro de su propia familia.Raiden estaba sentado en su despacho, con la luz del sol filtrándose por las ventanas de madera. Frente a él estaba el mapa del territorio, marcado con los puntos donde Kael había dejado sus símbolos y mensajes. Dentro de él, Fenrir, su lobo, rugía con inquietud.Fenrir:“Esto no es solo una guerra física. Es una guerra psicológica, y estamos perdiendo.”Raiden apretó los puños, su mirada fija en el mapa.Raiden (pensando):“Kael está jugando con nuestras mentes. Quiere que nos fracturemos desde dentro, y lo peor es que está funcionando.”El último mensaje, “Sangre llama a sangre”
La noche estaba envuelta en un silencio inquietante mientras Raiden invitaba a Laila a pasar a su despacho. El fuego en la chimenea lanzaba sombras danzantes sobre las paredes, reflejando el conflicto interno de ambos. Laila había pedido hablar con su padre, pero ahora que estaba frente a él, parecía dudar de sus palabras. Raiden, por su parte, estaba decidido a abordar las dudas que tanto lo atormentaban.Raiden tomó asiento en su silla de madera tallada, mientras Laila permanecía de pie, con las manos entrelazadas frente a ella. Su mirada vacilaba entre el suelo y el rostro de su padre adoptivo. Dentro de él, Fenrir rugió con impaciencia.Fenrir:“Habla ya. Esta incertidumbre nos debilita.”Raiden (pensando):“No la presionaré. Necesito escuchar lo que tiene que decir.”Raiden:“Laila, dime qué está pasando. Estoy aquí para ayudarte, pero necesito la verdad.”Laila levantó la vista, sus ojos brillando con una mezcla de miedo y determinación.Laila:“Papá, siento que todos me están m
La amenaza contenida en el pergamino había cambiado el aire en Cuarto Creciente. La cabaña principal estaba llena de tensión mientras Raiden, Aria, Amir, y Laila intentaban procesar las palabras que Kael había enviado. La decisión que debía tomarse era delicada, y todos sabían que cualquier paso en falso podría costarles mucho más de lo que estaban dispuestos a perder.El pergamino estaba extendido sobre la mesa del comedor, las palabras escritas con una caligrafía precisa y amenazante:“Laila, sabes que siempre tendrás un lugar conmigo. Pero si continúas rechazando lo que eres, alguien cercano a ti sufrirá las consecuencias. Piensa bien antes de tomar tu decisión. No tardes.”Laila no podía apartar los ojos del mensaje, mientras su mente luchaba por encontrar una solución. Dentro de ella, Nyra rugía con fuerza.Nyra:“Esto es una manipulación. No debemos ceder.”Laila (pensando):”¿Y si alguien realmente resulta herido? ¿Y si él cumple su amenaza?”Amir rompió el silencio, golpeando
El aire en el bosque estaba pesado, cargado de humedad y de algo más oscuro que ni Raiden ni Amir podían identificar de inmediato. Las hojas crujían bajo sus botas mientras avanzaban con cuidado, sus sentidos agudizados al máximo. Aunque el bosque de Cuarto Creciente siempre había sido su refugio, esa noche parecía un lugar extraño, casi hostil.Raiden levantó una mano, señalando a Amir que se detuviera. Frente a ellos, una figura encapuchada se movía lentamente entre los árboles. La capa oscura de la figura apenas dejaba entrever su rostro, pero su presencia era suficiente para llenar el aire de tensión.Dentro de Raiden, Fenrir gruñía con desconfianza.Fenrir:“Esto no es un lobo cualquiera. Puedo oler el rastro de magia en su piel.”Amir, unos pasos detrás, sintió cómo Tharos, su lobo, rugía con una mezcla de alerta y agresión.Tharos:“Estamos siendo observados. Esto es una distracción, una trampa.”Amir (pensando):”¿Pero para quién? ¿Para nosotros o para la manada?”La figura se
El aire en Cuarto Creciente estaba cargado de tensión tras el último mensaje de Kael, pero esa misma mañana, algo nuevo rompió el frágil equilibrio. Amir, junto con un grupo de guerreros en patrulla, regresó al campamento con noticias que dejaron a todos en alerta: una manada extranjera había llegado al límite de su territorio, liderada por un alfa llamado Ciaran, conocido como el Alfa del Lobo Escarlata.Raiden se encontraba en su despacho cuando Amir entró apresuradamente.Amir:“Papá, hay un nuevo alfa en el territorio. Dice que quiere hablar contigo… y con Laila.”Raiden se levantó de inmediato, sus ojos brillando con la intensidad de Fenrir.Raiden:“¿Con Laila? ¿Qué interés tendría un alfa extranjero en mi hija?”Amir negó con la cabeza, su expresión grave.Amir:“No lo sé, pero no parece hostil. Vino con un pequeño grupo, y aunque son fuertes, no mostraron signos de querer atacar.”Dentro de Raiden, Fenrir gruñó con desconfianza.Fenrir:“Esto no es una coincidencia. Él sabe al
Laila respiraba con dificultad mientras observaba el símbolo grabado en el suelo, el mensaje de Kael todavía resonando en su mente. Las palabras del Alfa del Lobo Escarlata, Ciaran, también se repetían en su interior, sembrando dudas y revelando una conexión que apenas comenzaba a comprender.Esa noche, la luna parecía más brillante que nunca, iluminando el claro donde los miembros de Cuarto Creciente se habían reunido para discutir lo que vendría. Raiden, con los brazos cruzados y el ceño fruncido, observaba el mapa extendido sobre la mesa. Aria permanecía cerca de Laila, mientras Amir mantenía una postura protectora, su mirada fija en Ciaran, que seguía de pie, imperturbable.Amir dio un paso hacia Ciaran, su voz cargada de desconfianza.Amir:“Dices que estás aquí para ayudar, pero no confío en ti. Si realmente quieres proteger a Laila, ¿por qué no nos dices todo lo que sabes?”Dentro de él, Tharos gruñía con descontento.Tharos:“Este lobo tiene su propia agenda. Mantente alerta.”
El aire en el bosque era denso, cargado de una energía que parecía vibrar en la piel de los presentes. La figura encapuchada, rodeada por otras sombras amenazantes, se movía con una calma calculada mientras observaba al grupo de Cuarto Creciente y al Alfa del Lobo Escarlata. A su alrededor, los lobos de la manada escarlata rugían en un murmullo bajo, y dentro de cada uno de los presentes, sus lobos internos se agitaban, listos para actuar.Raiden dio un paso adelante, su espada en la mano y sus ojos brillando con la intensidad de Fenrir. Amir se colocó a su lado, su postura defensiva, mientras Tharos, su lobo, gruñía en su interior.Raiden:“Este es el camino hacia el santuario de la Luna Oscura. No nos detendrás.”La figura encapuchada inclinó la cabeza ligeramente, su voz resonando como un eco entre los árboles.Figura:“¿Crees que puedes reclamar lo que no entiendes? Este lugar no es para alfas ordinarios. Aquí solo se permite el paso a quienes han sido llamados por la luna.”Dentr