Capítulo 56: Ecos del PasadoEl bosque que rodeaba Cuarto Creciente estaba cubierto por una densa neblina esa noche. El ataque de los lobos de Kael había dejado a todos en alerta, y aunque el enfrentamiento había sido breve, las cicatrices psicológicas eran evidentes. Las patrullas se reforzaban, y cada miembro de la manada sabía que la guerra estaba más cerca que nunca. Pero el verdadero peligro no estaba en el bosque, sino dentro de la propia familia.Raiden se encontraba en la sala de reuniones, rodeado por sus guerreros más confiables: Thane, Darius y Amir. Sobre la mesa había un mapa del territorio, marcado con los lugares de los ataques recientes. Dentro de él, Fenrir gruñía con impaciencia.Fenrir:“Kael nos está probando. No podemos seguir esperando. Debemos atacar primero.”Raiden apretó los puños, su mirada fija en el mapa.Raiden (pensando):“No podemos arriesgarnos a un movimiento impulsivo. Si salimos demasiado pronto, dejaremos el territorio vulnerable.”Amir, que estaba
El amanecer en Cuarto Creciente trajo consigo una falsa sensación de calma. Aunque el bosque parecía tranquilo, cada miembro de la familia principal sabía que Kael no tardaría en dar su próximo movimiento. Laila, tras su inquietante sueño, no podía sacudir la sensación de que algo dentro de ella estaba cambiando. Mientras tanto, Raiden y Aria intentaban mantener la unidad familiar, sabiendo que cualquier fisura podría ser aprovechada por su enemigo. Raiden reunió a los guerreros principales de la manada en el claro central. Amir y Laila también estaban presentes, su creciente rol en la familia los hacía parte integral de cualquier decisión estratégica. Sobre una mesa improvisada, los mapas del territorio estaban marcados con los lugares donde Kael había dejado sus símbolos. Raiden: “Kael está jugando con nosotros. Pero si quiere intimidarnos, debemos demostrarle que no somos débiles.” Dentro de él, Fenrir gruñó con aprobación. Fenrir: “Debemos atacar. No podemos permitirle
La luz del amanecer apenas iluminaba el bosque que rodeaba Cuarto Creciente, pero dentro de la cabaña principal, la familia de Raiden estaba en plena agitación. El descubrimiento de que Eryk, uno de los guerreros más antiguos de la manada, había traicionado su lealtad y estaba trabajando para Kael, había roto el frágil equilibrio que la familia y la manada mantenían. Todos los presentes sabían que esta traición era solo el principio.Raiden y Aria discutían en voz baja en la sala principal mientras Amir miraba por la ventana con el ceño fruncido, su mente trabajando rápidamente. Laila permanecía en un rincón, con los brazos cruzados, observando a su familia en silencio. Gabriel jugaba con las gemelas cerca del fuego, pero incluso a su corta edad, podía sentir la tensión en el aire.Aria (mirando a Raiden):“No podemos ignorar lo que esto significa. Si Eryk ha caído bajo la influencia de Kael, puede haber más. No podemos confiar ciegamente.”Dentro de Aria, Selene gruñía con preocupaci
La noche en Cuarto Creciente estaba tranquila, pero el alma de Laila no encontraba reposo. Desde el descubrimiento del último símbolo con el mensaje “Sangre llama a sangre,” algo en su interior se había fracturado. A pesar de sus intentos por mostrarse fuerte frente a su familia, la conexión con Kael era una sombra que no podía ignorar. Era como si cada paso que daba estuviera marcado por el peso de un destino que no quería aceptar.Laila caminaba sola por el bosque cercano al campamento, dejando que el aire frío llenara sus pulmones. Dentro de ella, Nyra permanecía en alerta, pero incluso su loba sabía que la lucha interna de Laila era algo que no podía resolver sola.Laila (pensando):”¿Por qué no puedo ser como los demás? ¿Por qué no puedo simplemente encajar?”Desde que tenía memoria, siempre había sentido que era diferente. Aunque Raiden y Aria la habían amado como a uno de sus propios hijos, una parte de ella siempre había dudado de su lugar en Cuarto Creciente. Ahora, con la pr
El amanecer llegó suavemente a Cuarto Creciente, pero en la cabaña principal, el aire seguía cargado de tensión. Aria observaba a sus hijos mientras se movían por la casa, pero su atención estaba fija en Laila. Había algo en su hija adoptiva que no podía ignorar, una sombra en su mirada, un peso en sus hombros que iba más allá de los eventos recientes. Como madre, sentía la necesidad de acercarse, de ser el refugio que Laila necesitaba, pero como Luna, sabía que debía elegir sus palabras con cuidado.Mientras servía el desayuno, Aria notó cómo Laila evitaba el contacto visual con Amir y Gabriel. Aunque la joven intentaba ocultarlo, Aria podía ver la lucha interna que se reflejaba en su rostro. Dentro de ella, Selene habló con calma pero con firmeza.Selene:“Ella lleva un peso que no puede cargar sola. No podemos permitir que se pierda.”Aria (pensando):“Lo sé, Selene. Pero no puedo forzarla a hablar. Tiene que confiar en mí.”Gabriel, siempre atento a los estados de ánimo de los dem
Kael estaba sentado en su trono improvisado, una estructura rústica hecha de madera oscura y pieles, que dominaba el centro de la cueva donde su manada se refugiaba. La luz tenue de las antorchas proyectaba sombras danzantes en las paredes, reflejando la mezcla de poder y caos que emanaba de él. Su mirada estaba fija en el mapa extendido frente a él, pero su mente estaba ocupada con algo mucho más importante: Laila.Kael había pasado años construyendo su nueva manada, pero sabía que su verdadero éxito no dependería solo de la fuerza bruta. Laila era la clave. Su sangre era su conexión más poderosa con Cuarto Creciente y, al mismo tiempo, su arma más letal contra Raiden y Aria. Dentro de él, Ares, su lobo, hablaba con una mezcla de urgencia y satisfacción.Ares:“Ella no puede resistirse por mucho tiempo. Es nuestra por derecho.”Kael sonrió ligeramente, sus dedos trazando una línea en el mapa hacia el territorio de Cuarto Creciente.Kael:“Lo sé, Ares. Pero debemos ser pacientes. Cada
El amanecer en Cuarto Creciente trajo consigo un aire de inquietud. Las conversaciones en voz baja entre los miembros de la manada, las miradas de desconfianza y los susurros apenas disimulados no pasaban desapercibidos para Raiden. Como Alfa, su deber era mantener la unidad y fortaleza de su manada, pero esta vez, la amenaza no venía de fuera: el peligro parecía estar germinando dentro de su propia familia.Raiden estaba sentado en su despacho, con la luz del sol filtrándose por las ventanas de madera. Frente a él estaba el mapa del territorio, marcado con los puntos donde Kael había dejado sus símbolos y mensajes. Dentro de él, Fenrir, su lobo, rugía con inquietud.Fenrir:“Esto no es solo una guerra física. Es una guerra psicológica, y estamos perdiendo.”Raiden apretó los puños, su mirada fija en el mapa.Raiden (pensando):“Kael está jugando con nuestras mentes. Quiere que nos fracturemos desde dentro, y lo peor es que está funcionando.”El último mensaje, “Sangre llama a sangre”
La noche estaba envuelta en un silencio inquietante mientras Raiden invitaba a Laila a pasar a su despacho. El fuego en la chimenea lanzaba sombras danzantes sobre las paredes, reflejando el conflicto interno de ambos. Laila había pedido hablar con su padre, pero ahora que estaba frente a él, parecía dudar de sus palabras. Raiden, por su parte, estaba decidido a abordar las dudas que tanto lo atormentaban.Raiden tomó asiento en su silla de madera tallada, mientras Laila permanecía de pie, con las manos entrelazadas frente a ella. Su mirada vacilaba entre el suelo y el rostro de su padre adoptivo. Dentro de él, Fenrir rugió con impaciencia.Fenrir:“Habla ya. Esta incertidumbre nos debilita.”Raiden (pensando):“No la presionaré. Necesito escuchar lo que tiene que decir.”Raiden:“Laila, dime qué está pasando. Estoy aquí para ayudarte, pero necesito la verdad.”Laila levantó la vista, sus ojos brillando con una mezcla de miedo y determinación.Laila:“Papá, siento que todos me están m