Capítulo 34: La Furia Despierta Raiden se sentía destrozado. El mensaje llegó a él como un veneno que ardía en sus venas: Kael había golpeado a Aria, su amada Luna, y la había separado de su hijo, su propio hijo, el legado de Cuarto Creciente. Durante tres años, Raiden había soportado la distancia, la espera, el silencio, todo con el propósito de regresar por Aria y su hijo con una manada fuerte, lista para enfrentarse a Kael y a Luna Oscura. Pero esta noticia le robaba la paz y la paciencia que había intentado preservar en todo ese tiempo. Lo devoraba la rabia y el dolor al saber el sufrimiento que su familia había soportado. Raiden (pensando): “Tres años… tres años sin tenerlos a mi lado, sin poder protegerlos. He soportado, he esperado. Pero ya no puedo más. Kael, te has pasado de todos los límites.” Freya, siempre atenta a los cambios en su alfa, fue la primera en notar el cambio en la mirada de Raiden. Desde que había llegado la noticia, Raiden se había aislado en su cabaña, s
Capítulo 35 : La Sombra de la Guerra Raiden y sus guerreros avanzaban hacia el territorio de Luna Oscura, moviéndose con una precisión y disciplina que solo años de entrenamiento y planificación podían lograr. A su lado marchaban los lobos más leales y aguerridos de Cuarto Creciente, aquellos que habían soportado la pérdida de su hogar, de sus compañeros, y que habían guardado silencio todo este tiempo mientras su alfa fortalecía la manada y se preparaba para recuperar lo que les habían arrebatado. Sabían que esta no era una misión cualquiera; se trataba de una batalla por su honor, por su libertad y, sobre todo, por la familia de Raiden. A medida que se acercaban a los límites de Luna Oscura, Raiden sintió cómo la tensión en el aire crecía. La luna estaba alta en el cielo, y sus guerreros avanzaban en silencio, cada uno con sus pensamientos y emociones contenidas, pero también con el orgullo de saber que estaban haciendo historia. Esta batalla no solo decidiría el destino de Aria y
Capítulo 36: La Búsqueda IncompletaLa batalla en Luna Oscura había dejado el territorio sumido en caos. Raiden y sus guerreros de Cuarto Creciente, después de una feroz lucha, finalmente lograron imponerse sobre los lobos de Kael, dispersándolos o reduciéndolos. A pesar de su resistencia, Luna Oscura había sido superada por la fuerza y la determinación de Cuarto Creciente, que no se detendría hasta ver a su Luna y al heredero de Raiden libres y seguros.Raiden, respirando con dificultad tras el combate con Kael, se apoyó en un árbol cercano, recuperando el aliento. Había vencido al alfa enemigo, pero la victoria no estaría completa hasta que viera a Aria y a su hijo a salvo. Ignorando el agotamiento y el dolor de las heridas que había recibido, miró a Freya, quien se aproximaba con una expresión grave.Freya: “Raiden, hemos revisado casi todo el territorio, pero… no encontramos rastro del niño. Sin embargo, Aria está aquí. La encontramos en una de las celdas, pero está muy débil.”El
Capítulo 37 : La Huida de Lyra Lejos del caos que envolvía el territorio de Luna Oscura, Lyra se movía con una mezcla de desesperación y determinación. Había huido antes de que comenzara la batalla, sintiendo que la derrota de Kael era inevitable. La arrogancia de su compañero la había condenado, y aunque sabía que él nunca reconocería su fracaso, Lyra había comprendido que su única opción era escapar antes de que Cuarto Creciente llegara a cobrarse su venganza. Con ella llevaba a su propia hija, de apenas unos meses de nacida, y al hijo de Raiden y Aria, a quien Kael le había confiado. Kael había ordenado que se asegurara de que el niño nunca volviera a Cuarto Creciente, pero para Lyra, los niños representaban más que una simple orden. Los veía como su única oportunidad de mantener algo de control y poder sobre el destino que se avecinaba. Si Cuarto Creciente ganaba la guerra, tener a esos niños significaría tener una ventaja o una moneda de cambio. La pequeña niña era su seguro, y
Capítulo 38: La Venganza Final de KaelLa victoria de Cuarto Creciente sobre Luna Oscura era clara, pero la satisfacción de Raiden estaba lejos de ser completa. Con cada paso, su corazón se llenaba de una mezcla de odio y desesperación. La fortaleza de Luna Oscura estaba en ruinas; sus guerreros, vencidos o dispersos. La conquista de su enemigo había sido brutal, rápida, y efectiva, y ahora, Raiden tenía a Kael frente a él, vencido, exhausto, y rodeado por los guerreros leales de Cuarto Creciente.Kael estaba visiblemente debilitado. Su arrogancia, esa que siempre lo había caracterizado, se había transformado en una mueca de desprecio, como si incluso en la derrota, se negara a aceptar el fracaso. Sus ojos, oscuros y sombríos, aún brillaban con una furia reprimida mientras miraba a Raiden, sin intención alguna de demostrar sumisión. Por primera vez en años, Kael se encontraba frente a frente con el hombre a quien había intentado destruir, con el alfa que había sido capaz de resistir y
Capítulo 39: La Recuperación de AriaHabían pasado tres años desde la derrota de Luna Oscura y la pérdida devastadora de su hijo, y aunque el tiempo había sanado algunas heridas en el territorio de Cuarto Creciente, el dolor en Aria seguía siendo tan profundo como el primer día. La ausencia de su pequeño se sentía como un vacío interminable, y aunque su cuerpo había sanado, su corazón seguía roto.Aria se movía por la vida como una sombra de quien solía ser. Sus ojos, antes llenos de vida y esperanza, ahora estaban vacíos, apagados, reflejando el dolor de alguien que había perdido lo más preciado. La fortaleza que alguna vez la había definido parecía haberse desvanecido con la noticia de que su hijo había muerto. Raiden, a su lado, sufría al verla en ese estado. Había intentado todo para consolarla, para devolverle la esperanza y darle un motivo para seguir adelante, pero nada parecía lograr hacer brillar de nuevo sus ojos.Raiden la amaba profundamente, y su preocupación crecía cada
Capítulo 40: La ReconexiónLas semanas en Cuarto Creciente parecían fluir como una corriente profunda, lenta pero constante. La vida en la manada continuaba su curso, y cada noche Raiden y Aria buscaban refugio en su vínculo, uniendo sus cuerpos en una danza que mezclaba el dolor de la pérdida con la necesidad de redescubrirse. Aria, aunque todavía arrastraba el peso de su tristeza, cumplía con su papel de esposa y Luna, entregándose a su alfa. Al principio lo hacía con cierta distancia, como si su alma aún se resistiera a dejar ir el dolor, pero lentamente, casi sin darse cuenta, empezó a redescubrir en esos momentos una chispa de vida.Raiden lo notaba. Cada noche, se entregaba a ella con una pasión y ternura renovadas, como si quisiera recordarle cuánto la amaba y que nunca estaría sola. Había momentos en los que su urgencia se transformaba en una necesidad profunda de ser uno solo con ella, de abrazarla y entrelazarse de tal forma que el dolor se diluyera en el amor que compartían
Capítulo 41: La Noche del MilagroHabía algo en el aire esa noche, algo que parecía envolver a Cuarto Creciente con una energía poderosa e intensa. Aria lo sentía en lo más profundo de su ser; su lobo interior estaba inquieto, su piel vibraba con una sensibilidad que parecía anticipar algo más profundo que las noches habituales que compartía con Raiden. A pesar de los meses de sanación, de la reconstrucción de su vínculo y la lenta recuperación de su espíritu, algo en ella seguía sintiendo una mezcla de dolor y esperanza, una emoción contenida que no lograba dejar ir por completo.Raiden lo notó también. Al acercarse a ella esa noche, percibió en el aire una mezcla de deseo y necesidad, una urgencia que latía bajo la superficie y que no se parecía a nada que hubieran experimentado en los últimos tiempos. Sabía que la época de apareamiento estaba cerca, un ciclo natural que, en los lobos, despertaba un instinto incontrolable, una necesidad de unirse de una forma que iba más allá del si