Capítulo 32
Duncan se sentía enfermo.

En cuanto puso los pies en la mansión quiso caer de rodillas y suplicar para que pudiera tocar a Rosalie, abrazarla no como un desconocido que la rescató.

Pero como su marido, tomarla en sus brazos y gritar al mundo que ni la muerte fuera capaz de alejarlos.

Pero sabía que eso le haría parecer loco, ella y sus hijos no tenían como entender aquella broma del destino, él mismo no entendía porque estaba de vuelta.

Él se había preparado todo el día para esa cena, pidiendo que ella cocinara para él una maniobra audaz, pero quería entrar en su vida.

Deseaba estar cerca, y deseaba que al menos pudiera por unas horas hacer algo que hacía en familia, como cenar.

Él se sentía un maldito por querer aquello, ella estaba sufriendo por él, mientras el mismo intentaba entrar en su vida con otro rostro.

Se había dicho varias veces a sí mismo que actuaría normalmente, pero en el momento en que vio la foto de su boda corrió hacia ella como un tonto.

Y verla mostrar cuán profund
J.P Andrade

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