Rosalie dejó caer el teléfono.

Sus manos temblaban mientras ella visualizaba un accidente deliberado contra el detective Lohan.

Ella tuvo que sentarse, incapaz de decir nada mientras cerraba los puños, sintiendo su corazón acelerarse. Eso era obra de alguien culpable, y ahora estaba más segura de que el Grupo Lecomte estaba involucrado en esos eventos monstruosos que le quitaron la vida a su Duncan.

Mientras reflexionaba en eso, alguien llamó a la puerta de su cuarto.

Rosalie se levantó mientras Angelika entraba en su habitación.

La chica tenía el ceño fruncido, y podía ver en sus ojos que estaba preocupada.

— Angelika, ¿qué pasa?

La joven cerró la puerta y se sentó a su lado en la cama, entonces Rosalie tomó sus manos y la chica lloró.

La mujer quedó con su corazón acelerado, sin saber la razón para las lágrimas de su hija, ella la abrazó consolándola aún sin saber qué la afligía tanto.

Hasta que después de varios minutos con Rosalie preguntándole, Angelika respondió:

— Falta una sem