CAPÍTULO 73: UNA ENORME COMPLICACIÓNHan pasado algunas horas desde que Brina se fue. Desde entonces llevo el teléfono en la mano, mirándolo una y otra vez, intentando reunir el valor suficiente para llamarlo. El nombre de Alexander brilla en la pantalla, tentándome a presionar el botón. Mi dedo tiembla sobre la pantalla, pero no puedo hacerlo. Sé que lo más lógico y racional sería cortar esto de raíz, pero ¿cómo puedo alejarme de él ahora, cuando por fin admití lo que siento? Estoy enamorada. Lo dije en voz alta. Y ahora, más que nunca, no puedo… no quiero renunciar a ese sentimiento.Intento respirar hondo, pero el aire se siente pesado, como si no pudiera llenar mis pulmones del todo. La habitación está en completo silencio, pero en mi cabeza, el caos es ensordecedor. Estoy atrapada entre lo que debo hacer y lo que quiero. Y lo que quiero es estar con Alexander, aunque sé que no debería. Me recuesto en el sofá y cierro los ojos, sintiendo el nudo en mi pecho apretarse más con cada
CAPÍTULO 74: LA AMENAZA DE ETHANEstoy sola en la habitación cuando la puerta se abre, y el médico entra acompañado de Ethan. Al verlo, siento cómo mi estómago se retuerce de inmediato. Su fachada de marido preocupado está perfectamente colocada. —¿Cómo está mi esposa? —pregunta con una voz suave y llena de falsa preocupación mientras se acerca al médico.No le miro directamente, porque sé que si lo hago, mi miedo será evidente. En cambio, me concentro en los murmullos del médico mientras hojea los papeles en su carpeta.—Se descompensó —dice el doctor—. Su nivel de glucosa estaba bastante bajo, lo que le provocó el desmayo. Pero eso no es todo. —Hace una pausa, como si quisiera dar la noticia de la manera más suave posible—. La señora está embarazada.La palabra "embarazada" retumba en la habitación como una bomba. No, él no debía saberlo, era quien menos debía saberlo. Pero no puedo hacer nada para evitar que el doctor se lo diga. El médico continúa, ajeno a la tensión que ha come
CAPÍTULO 75: DIME QUE ES MENTIRAAlexanderCuando llego a la empresa noto una multitud de empleados en la recepción. Están todos acumulados, susurrando entre ellos, claramente más interesados en los chismes que en su trabajo. Respiro profundo y camino hacia ellos, el ruido de mis zapatos en el suelo provoca que se volteen asustados. —¿Qué demonios hacen todos aquí? —les espeto, frustrado—. ¿Acaso ya se acabó el día y no me avisaron?Las secretarias me miran, algunas nerviosas, otras incómodas, pero ninguna responde al principio. Finalmente, una de ellas, una mujer con gafas y expresión seria se atreve a hablar.—Señor Alexander, no es lo que parece… —murmura, y su mirada se desvía a los otros empleados, como buscando apoyo.—Entonces explícame, ¿qué está pasando? —exijo, pero mi paciencia se agota.—Es la señora Sophia —responde con un tono temeroso—. Se ha desmayado y… se la llevó una ambulancia hace un rato. Mi corazón se detiene. Siento un vacío repentino en el estómago. Sophia.
CAPÍTULO 76: ATADA PERO NO DOBLEGADACuando la puerta se cierra tras Alexander, mi cuerpo finalmente cede. Las lágrimas que intenté contener brotan sin control bañando mis mejillas mientras ahogo un sollozo. El dolor que sentí en su mirada me atraviesa, y la culpa me consume. Lo he destruido. Cada palabra que le dije fue como una puñalada directa a su corazón, lo sé. Pero no tenía otra opción. Si Ethan se entera de lo que hay entre nosotros, lo matará. Su amenaza no es vacía. Lo conozco demasiado bien.—Perdóname, mi ángel... —susurro entre sollozos—. Perdóname, Alexander, pero tenía que hacerlo... para protegerte.No importa cuánto me duela, no puedo permitir que Ethan le haga daño. Esa es mi mayor prioridad ahora. Mantenerlo a salvo, aunque eso signifique romper mi propio corazón en mil pedazos.***Al día siguiente, salgo del hospital, acompañada de Ethan. La frialdad en su rostro me recuerda constantemente lo que está en juego. Mis manos tiemblan ligeramente mientras caminamos jun
CAPÍTULO 77: UNA NUEVA PIEZALa casa está en completo silencio, pero no me siento sola. Las paredes me rodean, amenazantes, llenas de recuerdos y sombras del pasado. Cada rincón de esta casa me recuerda lo que pasó antes. Lo que ya viví. Lo que no voy a permitir que se repita.Me siento en el borde de la cama, con las manos temblorosas. Mis pensamientos vuelven una y otra vez a lo que le dije a Alexander, lo destrocé. Pero ¿qué otra opción tenía? Ethan es un monstruo y me lo ha dejado más que claro. No me dejará ir fácilmente, y ahora que estoy embarazada… ni siquiera quiero pensar en lo que podría hacer.Sé que tengo que ser fuerte, por mí y por mi hijo. No puedo permitirme fallar. No de nuevo. Decidida, me pongo en pie y me dirijo hacia la oficina de Ethan. Si quiero acabar con él, necesito pruebas. Algo que lo hunda de una vez por todas.La puerta de la oficina cede con un suave empujón. El aire está denso, casi sofocante. La habitación es exactamente como la recordaba: organizada
CAPÍTULO 78: SÉ QUE FUISTE TÚEl grito se escapa de mi garganta antes de que pueda contenerlo. Daniela se desploma frente a mí, y el aire parece desvanecerse de mis pulmones. La sangre empapa su pecho, extendiéndose rápidamente por su ropa mientras ella lucha por respirar. Mi mente se queda en blanco por un segundo eterno, incapaz de procesar lo que está ocurriendo.Un sonido al exterior me hace levantar la cabeza de golpe. Una sombra se mueve rápidamente hacia la salida, y sin pensarlo, me lanzo tras ella. El corazón me late con fuerza desbocada mientras corro, pero cuando llego al final del camino solo alcanzo a ver un auto alejándose a toda velocidad. El vehículo se convierte en un borrón oscuro en la distancia, sin que pueda distinguir la placa o el modelo. Me siento impotente, pero no puedo quedarme aquí.Regreso corriendo hacia la cabaña. El miedo y el pánico me sofocan mientras entro de nuevo y me arrodillo junto a Daniela. Su rostro está pálido, su pecho sube y baja con dificu
CAPÍTULO 79: APOYO MORALAlexanderEl vaso de bourbon en mi mano ya está casi vacío, y la botella sobre la mesa parece burlarse de mí. Mi cabeza está pesada, y el ardor del alcohol en mi garganta apenas logra adormecer el dolor que llevo por dentro. Nunca me había sentido tan miserable. He amado a Sophia por tanto tiempo que no puedo recordar un momento de mi vida en el que no lo haya hecho. Pero ahora, ese amor se siente como un veneno que me corroe desde dentro.La imagen de ella con las lágrimas en los ojos mientras me decía que el hijo que espera es de Ethan sigue atormentándome. No puedo quitármela de la cabeza. Me duele el corazón, me duele demasiado saber que fui un tonto, que todo lo que creí real entre nosotros fue solo una farsa. Ella solo me usó. Mi mente se aferra a ese pensamiento, una y otra vez, como si eso pudiera justificar el caos en el que estoy sumergido.El timbre suena, sacándome momentáneamente de mis pensamientos autodestructivos. No espero visitas, y menos en
CAPÍTULO 80: ¿ASÍ DE FÁCIL ME REEMPLAZAS?La noche anterior fue una pesadilla. Todavía no puedo sacarme de la cabeza la imagen de Daniela muerta en esa cabaña. Me siento muy culpable por haberla abandonado allí, pero no podía hacer nada.No obstante, mi pesadilla apenas acaba de comenzar. Ahora camino junto a Ethan por el largo pasillo de la empresa. Mi corazón late con fuerza, y no es solo por el miedo. Sé que Ethan está detrás de todo esto, y la sensación de estar atrapada, sin salida, me invade por completo.—Recuerda lo que debes hacer —me dice en voz baja y sin mirarme.Asiento, pero no puedo evitar que mi estómago se revuelva. Tengo que renunciar a mi cargo, ceder mi puesto como presidenta para que Ethan lo tome. Esa es la amenaza oculta detrás de su sonrisa fría, y lo peor es que no puedo hacer nada al respecto. No después de lo de Daniela.Al llegar al piso de presidencia mi corazón se detiene al ver una figura familiar al final del pasillo. Alexander. Mi pecho se aprieta al v