CAPÍTULO 69: LO QUE HAGA FALTAEl viaje de regreso a la ciudad transcurre en silencio. Alexander y yo hemos compartido más en las últimas horas de lo que podría haber imaginado, y sin embargo, ahora, sentados en el coche, el peso de la realidad empieza a caer lentamente sobre mis hombros. A medida que nos acercamos a la ciudad, el calor de la playa, el murmullo del mar, y esa burbuja en la que nos encontrábamos parecen desvanecerse, reemplazados por la tensión que siempre ha estado presente en nuestras vidas.Cuando nos detenemos, Alexander me mira de reojo. Lo conozco lo suficiente como para saber lo que va a decir, así que lo interrumpo antes de que pueda hablar.—Debería tomar un taxi desde aquí. No es buena idea que nos vean juntos —digo, intentando sonar más segura de lo que realmente me siento.Alexander frunce el ceño, claramente no le gusta la idea, pero asiente. Lo veo buscar su teléfono para pedirme el taxi, siempre cuidando cada detalle. Nos quedamos en silencio mientras es
CAPÍTULO 70: NO SERÁ TAN FÁCILLa tensión en la sala es tan espesa que casi puedo tocarla. Alexander, furioso, sigue respirando agitadamente después de haber golpeado a uno de los miembros de la junta. Johnson se encuentra en el suelo todavía está algo aturdido, pero ya recuperando su compostura, es un tipo de mirada oscura y sonrisa cruel, de esos que se aprovechan de las debilidades ajenas. Y ahora, herido y humillado, no va a dejar que esto quede sin consecuencias.—¿Qué diablos te pasa, Alexander? —gruñe el hombre, incorporándose con la mano en la mandíbula hinchada—. ¡Podría denunciarte por esto! ¿Crees que porque tu padre está convaleciente no podemos sacarte del puesto? Esto no va a quedar así.Me meto entre ellos antes de que Alexander pueda responder, intentando calmar la situación antes de que las cosas se salgan aún más de control.—Por favor, basta —les digo con firmeza—. Esto ya ha ido demasiado lejos.Pero Johnson no parece interesado en escucharme. Se limpia la sangre d
CAPÍTULO 71: ATRAPADOSMe siento abrumada. Intento contener las lágrimas mientras me alejo de la oficina de Ethan. Lilian me dio la salida perfecta, aunque sé que la situación con mi futuro exmarido está lejos de haberse solucionado. Sus palabras, su actitud... me provocan demasiada repulsión y miedo. Pero ahora no puedo lidiar con eso, necesito tiempo para procesar lo que ha pasado. Estoy segura de que si ella no hubiera llegado, él… sacudo mi cabeza, no quiero ni imaginarlo. En cuanto salgo del edificio tomo mi auto y me largo de ahí. Ignoro las miradas de la gente en la empresa, que parecen sentir el caos que he dejado atrás. Y mientras el coche me lleva de regreso a casa, mi celular comienza a sonar. Es Alexander.Lo ignoro. No quiero hablar con él ahora mismo. Estoy demasiado consternada por lo que hizo en la empresa. Puedo entender que se molestara al escuchar cómo los miembros de la junta me difamaban, pero golpear a uno de ellos... Eso solo complica más las cosas. Todo esto e
CAPÍTULO 72: JUZGADA—¿Ah no? ¿No es lo que pienso? —cuestiona ella con el ceño fruncido. No me puedo imaginar lo que estará pensando de mí.—Creo que mejor me voy —dice Alexander, pero cuando pasa al lado de Sabrina, le susurra algo que no alcanzo a escuchar. Ella se queda de piedra y no se mueve hasta que él cierra la puerta.—Brina, por favor, te lo suplico…—Ahora mismo me vas a decir qué rayos está pasando aquí.Me siento en el sofá abrazando mis rodillas y con la mirada perdida en el suelo. El sonido de la puerta cerrándose detrás de Alexander aún queda como un eco en el ambiente. Sabrina se quedó en la sala, y aunque no ha dicho una palabra desde que él se fue, puedo sentir el peso de su mirada sobre mí, llena de expectación.El silencio se prolonga unos segundos más hasta que Sabrina no puede contenerse más.—¿Sophia? —dice con incredulidad—. ¿Qué demonios está pasando?Respiro profundamente, intentando encontrar las palabras. Pero ¿qué puedo decir? Ni siquiera yo sé cómo he l
CAPÍTULO 73: UNA ENORME COMPLICACIÓNHan pasado algunas horas desde que Brina se fue. Desde entonces llevo el teléfono en la mano, mirándolo una y otra vez, intentando reunir el valor suficiente para llamarlo. El nombre de Alexander brilla en la pantalla, tentándome a presionar el botón. Mi dedo tiembla sobre la pantalla, pero no puedo hacerlo. Sé que lo más lógico y racional sería cortar esto de raíz, pero ¿cómo puedo alejarme de él ahora, cuando por fin admití lo que siento? Estoy enamorada. Lo dije en voz alta. Y ahora, más que nunca, no puedo… no quiero renunciar a ese sentimiento.Intento respirar hondo, pero el aire se siente pesado, como si no pudiera llenar mis pulmones del todo. La habitación está en completo silencio, pero en mi cabeza, el caos es ensordecedor. Estoy atrapada entre lo que debo hacer y lo que quiero. Y lo que quiero es estar con Alexander, aunque sé que no debería. Me recuesto en el sofá y cierro los ojos, sintiendo el nudo en mi pecho apretarse más con cada
CAPÍTULO 74: LA AMENAZA DE ETHANEstoy sola en la habitación cuando la puerta se abre, y el médico entra acompañado de Ethan. Al verlo, siento cómo mi estómago se retuerce de inmediato. Su fachada de marido preocupado está perfectamente colocada. —¿Cómo está mi esposa? —pregunta con una voz suave y llena de falsa preocupación mientras se acerca al médico.No le miro directamente, porque sé que si lo hago, mi miedo será evidente. En cambio, me concentro en los murmullos del médico mientras hojea los papeles en su carpeta.—Se descompensó —dice el doctor—. Su nivel de glucosa estaba bastante bajo, lo que le provocó el desmayo. Pero eso no es todo. —Hace una pausa, como si quisiera dar la noticia de la manera más suave posible—. La señora está embarazada.La palabra "embarazada" retumba en la habitación como una bomba. No, él no debía saberlo, era quien menos debía saberlo. Pero no puedo hacer nada para evitar que el doctor se lo diga. El médico continúa, ajeno a la tensión que ha come
CAPÍTULO 75: DIME QUE ES MENTIRAAlexanderCuando llego a la empresa noto una multitud de empleados en la recepción. Están todos acumulados, susurrando entre ellos, claramente más interesados en los chismes que en su trabajo. Respiro profundo y camino hacia ellos, el ruido de mis zapatos en el suelo provoca que se volteen asustados. —¿Qué demonios hacen todos aquí? —les espeto, frustrado—. ¿Acaso ya se acabó el día y no me avisaron?Las secretarias me miran, algunas nerviosas, otras incómodas, pero ninguna responde al principio. Finalmente, una de ellas, una mujer con gafas y expresión seria se atreve a hablar.—Señor Alexander, no es lo que parece… —murmura, y su mirada se desvía a los otros empleados, como buscando apoyo.—Entonces explícame, ¿qué está pasando? —exijo, pero mi paciencia se agota.—Es la señora Sophia —responde con un tono temeroso—. Se ha desmayado y… se la llevó una ambulancia hace un rato. Mi corazón se detiene. Siento un vacío repentino en el estómago. Sophia.
CAPÍTULO 76: ATADA PERO NO DOBLEGADACuando la puerta se cierra tras Alexander, mi cuerpo finalmente cede. Las lágrimas que intenté contener brotan sin control bañando mis mejillas mientras ahogo un sollozo. El dolor que sentí en su mirada me atraviesa, y la culpa me consume. Lo he destruido. Cada palabra que le dije fue como una puñalada directa a su corazón, lo sé. Pero no tenía otra opción. Si Ethan se entera de lo que hay entre nosotros, lo matará. Su amenaza no es vacía. Lo conozco demasiado bien.—Perdóname, mi ángel... —susurro entre sollozos—. Perdóname, Alexander, pero tenía que hacerlo... para protegerte.No importa cuánto me duela, no puedo permitir que Ethan le haga daño. Esa es mi mayor prioridad ahora. Mantenerlo a salvo, aunque eso signifique romper mi propio corazón en mil pedazos.***Al día siguiente, salgo del hospital, acompañada de Ethan. La frialdad en su rostro me recuerda constantemente lo que está en juego. Mis manos tiemblan ligeramente mientras caminamos jun