CAPÍTULO 26: ME REBELO CONTRA ELLAEstoy harta. No soporto su hipocresía, mucho menos que intente fingir que no pasa nada cuando sé muy bien lo que estaban haciendo esos dos en el elevador. Es más, ahora sospecho que han sido los culpables de que se paralizaran en primer lugar. Percibo el perfume de Ethan manando de ella y no puedo resistirme.—Apestas a Ethan —susurro en su oído. Lilian me suelta de manera súbita y me mira directo a los ojos con su mirada atónita. —Sophia, ¿qué…? Le sonrío con sorna, por primera vez me siento poderosa, me siento en control. Su mirada desconcertada no tiene precio, pero no se atreve a decirme nada porque estamos rodeados por más personas. Doy un paso hacia atrás y me alejo de todos ellos por el pasillo, pero pronto escucho el taconeo de sus zapatos detrás de mí. Por supuesto que no se va a quedar tranquila con lo que le acabo de decir.Camino sin darle importancia ni voltear a verla en ningún momento. Me meto a una oficina vacía a sabiendas de que
CAPÍTULO 27: RESPUESTASSalgo echa una furia de esa oficina. No puedo creer que ni siquiera confrontándola de verdad esa desgraciada sea capaz de admitirlo. Aunque la duda ae ha plantado en mi mente. O ella es demasiado buena fingiendo, o de verdad estoy cometiendo un error.Camino directo a la salida y voy tan concentrada en mis pensamientos que ni siquiera noto a Alexander hasta que paso por su lado.—¡Ey, bruja! —me grita.Ahora ya no soy un copo de nieve, me imagino que me he convertido en la bruja de sus pesadillas. —Ahora no, mugroso. No tengo ganas de escuchar tus estupideces —espeto.Él se queda impactado por mi manera tan directa y cruel de responderle, pero de verdad no puedo quedarme ni un minuto más. Siento una extraña sensación en el pecho al ver su mirada desconcertada, pero no me quedo para averiguar qué significa. Salgo corriendo al estacionamiento y me subo en mi auto para conducir sin un destino fijo. Lágrimas de furia, decepción y frustración comienzan a correr li
CAPÍTULO 28: HIPÓCRITALo veo tensarse, pero no afloja su agarre. En lugar de eso, su mano se aferra aún más fuerte a mi brazo, como si temiera que en cualquier momento pudiera desaparecer. Hay algo oscuro y controlador en sus ojos, una intensidad que no había notado antes, o tal vez siempre estuvo ahí y yo decidí ignorarla.—¿Qué te pasa, Sophia? —pregunta con una voz más baja, pero con ese tono condescendiente que tanto detesto—. Estás actuando como una loca. No entiendo por qué de repente quieres divorciarte. Yo he sido un buen esposo, ¿o acaso no? Apenas tenemos dos meses juntos, ¿tan fácil quieres rendirte? ¿Solo porque cometí un error? —cuestiona con una expresión que casi me hace querer creerle. —¿De verdad crees que puedes seguir fingiendo? —respondo con un nudo en la garganta, ya no sé si es rabia o tristeza lo que siento en este momento. Quizás ambas cosas. Lo miro a los ojos, tratando de encontrar algún rastro del hombre del que me enamoré alguna vez, pero solo veo a un ex
CAPÍTULO 29: UN SUEÑO EQUIVOCADOAlexander está de pie frente a mí, con esa mirada intensa que siempre me lanza de pura arrogancia y… deseo. Mi corazón se acelera, y a pesar de lo mucho que quiero resistirme, no puedo evitar sentir una atracción hacia él. Hay algo en sus ojos, en la forma en que me mira, que me desarma.Sin decir una palabra, Alexander se acerca lentamente, y yo no retrocedo. Mi respiración se acelera cuando su mano roza mi mejilla, y un fuego interno se enciende dentro de mí. Mi mente grita que esto está mal, que no puedo permitirme sentir esto por él, pero mi cuerpo no escucha.Antes de que me dé cuenta, nuestros labios se encuentran en un beso hambriento, desesperado. Es como si todo el odio, la tensión, y el deseo reprimido se desataran de golpe. Mis manos se enredan en su cabello mientras él me sostiene contra su cuerpo, como si no quisiera soltarme nunca.El calor entre nosotros es innegable, y el mundo a nuestro alrededor parece desvanecerse. Solo existimos él
CAPÍTULO 30: TODO SIGUE IGUALA pesar de todo, sé que no puedo dejar que las cosas se detengan aquí. Si me quedo quieta, si me detengo, les estaré dando ventaja a esos dos. No puedo permitir que Lilian y Ethan me saquen del juego. No después de todo lo que han hecho.Me visto con rapidez, pero cada movimiento se siente pesado, lento. Mi cuerpo está rígido, aún tembloroso. Las imágenes del sueño con Alexander se entrelazan con la pesadilla de lo que realmente sucedió anoche.Me tapo la boca, reprimiendo el deseo de vomitar al recordar cómo me sentí cuando me desperté.Soñaba con Alexander… sus manos recorriendo mi piel, su aliento quemándome, una urgencia que jamás había sentido antes… pero cuando abrí los ojos, no era él. Era Ethan, mi marido, mi traidor, el hombre que se aprovechó de mí mientras estaba sedada por las pastillas para dormir.No puedo olvidar la sensación de sus manos, el peso de su cuerpo sobre el mío, moviéndose como si yo no estuviera completamente inconsciente. Como
CAPÍTULO 33: ALGO FAMILIAR—Suéltame, Alexander —le digo con la voz firme, pero él no me hace caso. Sus dedos se aferran a mi brazo con una presión que es incómoda, pero no insoportable.—No lo haré hasta que me digas qué te pasa. Estás...—Actuando muy extraño, ya lo sé. Todo el mundo me lo dice —interrumpo, adelantándome a lo que sé que va a decir. Estoy harta de escuchar las mismas palabras. Harta de sentirme observada, juzgada.Alexander me mira con una ceja enarcada, su mandíbula se tensa levemente.—Tal vez es porque es verdad —replica con ese tono arrogante que siempre me pone a la defensiva.A veces, quiero gritar, quiero decirle a alguien todo lo que me está pasando. Todo el dolor, la rabia, la confusión. Y en momentos como este, la tentación de contárselo a Alexander es fuerte. Pero no puedo. No a él. Ni a nadie.—No me pasa nada —respondo, intentando sonar indiferente, aunque sé que él no se lo cree.Alexander suspira, un suspiro que parece contener frustración. De repente,
CAPÍTULO 34: UN ATISBO DE SU VERDADERO SERRegreso a casa con una opresión creciente en el pecho. Alexander sigue invadiendo mis pensamientos, metiéndose más y más en mi cabeza, como una sombra que no puedo sacudirme. No debería estar concentrada en él, pero su presencia es una distracción constante que me hace tambalear. No puedo permitirme eso, no cuando mi prioridad es salvar a mi padre. Con mi despido, todo se ha complicado infinitamente, y siento como si estuviera en una caída libre sin control.Entro en la casa, intentando alejar ese sueño de mi mente, pero cuando escucho los pasos de Ethan acercándose desde la cocina, un pánico helado me recorre el cuerpo. Mi primer instinto es salir corriendo, evitarlo, desaparecer antes de que me vea. Pero es demasiado tarde. Él sale al pasillo con un ramo de rosas rojas en las manos y me mira con esa dulzura falsa que me da nauseas.—¡Mi amor! —exclama, su tono es excesivamente entusiasta y forzado.Mi corazón se encoge ante sus palabras. Ya
CAPÍTULO 35: ANTESALANo puede ser...Todo ese tiempo, las cartas anónimas que me hacían sentir que no estaba sola, las flores que iluminaban mis días más oscuros, los dulces y libros que llegaban como pequeños milagros cuando más los necesitaba... ¿fueron enviados por Alexander? Jugueteo con el pedazo de papel en mis manos, el nombre "Sophia" escrito en una letra que ahora parece cargada de un significado más profundo.—Pero ¿por qué? —me pregunto en voz alta, dejándome caer pesadamente en la silla frente al escritorio.En mi vida anterior Alexander nunca me había dado señales de un interés tan personal. De hecho, casi no se me acercaba. Cuando estuve en el hospital, paralizada después del accidente, nunca vino a verme. Solo me visitó una vez en la mansión, y eso porque Ethan organizó aquella fiesta para celebrar el lanzamiento del proyecto, o al menos eso creí en ese momento.Alexander siempre fue el hermano distante, frío e indiferente. Nunca pensé que hubiera algo detrás de esa má