Cuadro: Plaza concurrida.
El niño está sentado en el suelo. El mendigo se encuentra sobre la banca dramatizando lo que dice, El niño está absorto escuchándolo.
MENDIGO: ¡Y en ese momento una ola gigante golpeó un costado de la barca de Alhí, volcándola sobre las aguas enfurecidas! (Se lanza al suelo y bracea) El pobre muchacho luchaba por mantenerse a flote, pero sus fuerzas pronto se agotaron y perdió el conocimiento… (Finge el desmayó. Permanece inmóvil).
NIÑO: (Ansioso) ¿Y después?
MENDIGO: (Todavía en el suelo. Sin moverse) ¿Después qué?
NIÑO: ¿Después qué vine?
MENDIGO: (Se levanta y se sienta de nuevo en el banco) ¿Cómo que después qué viene? ¿No acabo de decirte que perdió el conocimiento?
NIÑO: (Impactado) ¡No puede ser! ¿Alhí se ahogó?
MNDIGO: Cómo vas a creer que Alhí… Sí, se ahogó.
NIÑO: ¡No, eso no puede ser!
MENDIGO: ¡Claro que puede ser! ¿Qué otra cosa esperabas? ¡Se aventuró solo en el mar y para colmo se enfrenta a una tormenta! Para mí, Alhí es un niño irresponsable. ¡Nunca sigas su ejemplo, Pequeñín! Si algún día tienes que aventurarte en el mar para salvar al mundo, procura tener mucho cuidado.
NIÑO: ¡Cómo no iba a estar solo si esa gaviota lo abandonó!
MENDIGO: Lo acababa de conocer…
NIÑO: (Molesto) ¡No me gusta tu historia! Creo que mejor me voy a otro sitio a esperar mi mamá… (Intenta irse).
MENDIGO: ¡No, no, espera! ¡Alhí no se ahogó!
NIÑO: ¡Mientes! Solo me dices eso para que no me vaya.
MENDIGO: ¡No, en serio, Pequeñín!
NIÑO: A ver, ¿cómo se salvó Alhí si se desmayó?
MENDIGO: (Piensa) Eh… ¡Un grupo de delfines lo llevaron hasta una isla cercana!
NIÑO: (Desconfiado) ¿Y por qué los delfines lo iban a ayudar?
MENDIGO: Ah… ¿No te dije que Alhí tiene súper poderes? Uno de ellos es contar con la protección de los animales.
NIÑO: Es cierto… (Contento) ¡Ese súper poder me gusta mucho! (Triste) Aunque aquí son los animales los que necesitan contar con nuestra protección.
MENDIGO: ¡Y me lo dices a mí! A los perros que viven en esta plaza nadie los trata con respeto.
NIÑO: Pobrecitos… ¡Yo a mi perrito lo quiero mucho! ¡Nunca lo regaño! Y eso que se orina por toda la casa.
MENDIGO: Es muy benevolente de tu parte, pero debes de domesticarlo para que deje de hacerlo. Pero siguiendo con la historia. En ese islote Alhí pasó toda la noche. No fue sino hasta el día siguiente que recobró la conciencia.
NIÑO: (Alarmado) Eso quiere decir que, partiendo desde ese día, a Alhí solo le quedan tres días para salvar a su pueblo. ¿Cómo es que se llamaban? Kunienses…
MENDIGO: ¡Kunianos! ¡Ku-nia-nos! Y sí, Pequeñín, tres días. (Contento) Veo que estás prestando atención y que además sabes contar.
NIÑO: Sí, pero no sé contar historias como tú, en la escuela no nos enseñan eso.
MENDIGO: ¡Muy mal hecho! Contar historias debe ser tan importante como contar números. ¡La educación en estos días está de cabeza!
NIÑO: (Ríe) Por cierto, Los Dioses Elementales son muy graciosos, se parecen mucho a esos señores que salen en la tele hablando de los países.
MENDIGO: ¿Los políticos? (Ríe) Oye, no lo había pensado, pero creo que tienes razón… Son igual de temperamentales.
NIÑO: ¿Y dónde está el Quinto Elemento? ¡Me dijiste que la historia se llama El Quinto Elemento, y hasta ahora solo me has hablado de cuatro!
MENDIGO: ¿No te dije que la historia trataba de cosas perdidas? Bueno, a Los Dioses Elementales se les perdió El Quinto Elemento, y, a Alhí, lo extraviaron sus padres.
NIÑO: ¿Pero cuándo los van a encontrar?
MENDIGO: Cuando tengan que ser encontrados. Hay que dejar que el extravío haga su efecto. Extrañar es leña para la hoguera del amor.
NIÑO: ¿Y Alhí tiene más súper poderes, verdad?
MENDIGO: Sí, pero como ya te dije, él no lo sabe. Y mientras no lo sepa, es como si no los tuviera.
NIÑO: ¿Y cuáles son sus otros súper poderes? (Emocionado) ¡Seguro es capaz de lanzar rayos láser por los ojos!
MENDIGO: Poco a poco irás conociendo sus habilidades. Si te digo todo de una vez, le quitarás la gracia al cuento.
NIÑO: (Emocionado) ¡Ya quiero saber cómo termina tu historia!
MENDIGO: (Irónico) Ya lo sabrías si dejaras de interrumpirme a cada rato. Por otra parte, quiero hacerte una pregunta. ¿Está de acuerdo con que Alhí salve a La Isla Kun?
NIÑO: ¡Por supuesto!
MENDIGO: ¿Aun sabiendo que ellos son los causantes del castigo que padecen?
NIÑO: (Piensa) Imagino que ellos cambiarán al verse sin agua y sin comida.
MENDIGO: Yo no estaría muy seguro de eso.
NIÑO: (Sorprendido) ¿No cambiaron después de semejante castigo?
MENDIGO: A veces hacer lo correcto no es tan sencillo, Pequeñín.
NIÑO: Imagino que Alhí tiene razón: “Todos tenemos la capacidad de cambiar”.
MENDIGO: Creo que es mejor que siga con el relato.
NIÑO: ¡Sí, cuéntame más! ¡Qué historia tan interesante!
MENDIGO: ¿Por dónde iba…?
NIÑO: En la parte en que Alhí es llevado por los delfines hasta una isla desierta.
MENDIGO: ¡Perfecto! ¡Gracias por recordarme, Pequeñín! (Actitud evocativa) Entonces, la gaviota, que andaba merodeando cerca del lugar…
NIÑO: (Entre molesto y sorprendido) ¿La gaviota regresó?
MENDIGO: (Molesto) ¡¿Puedes dejar de interrumpirme, muchacho?! ¿Es que no te enseñaron en la escuela que cuando alguien habla se le debe prestar atención?
NIÑO: Lo siento… ¡Prometo no interrumpir más!
MENDIGO: (Reticente) Eso espero… (Las luces van disminuyendo) Ciertamente, el emplumado regresó, y al darse cuenta de que Alhí estaba tirado sobre la arena, voló rápidamente hacia él. Al principio pensó que estaba muerto, pero luego descubrió que en realidad estaba dormido. Así que la gaviota, que también era una experta en primeros auxilios, decidió poner en práctica sus habilidades en la materia…
Ambientación vespertina. Al encenderse las luces se puede ver a ALHÍ a orillas de un pequeño islote, está inconsciente, cubierto con arena y algas. Se puede escuchar con claridad el sonido plácido del oleaje y las gaviotas merodeando. Aparece LA GAVIOTA, esta comienza a dar vueltas por el escenario, tarareando alguna melodíaGAVIOTA: (al ver a ALHÍ tendido sobre la arena) ¡Uit, uit!, ¿Pero qué es eso? ¿Mis ojos no me estarán engañando? ¡Es Gigantón! (Vuela a toda velocidad hacia él. Lo palpa con una de sus patas) ¡Está vivo! ¿Cómo haría para atravesar la tormenta? (Grazna a todo pulmón para despertar a ALHÍ) ¡Uit, Uit! ¡Despierta, Gigantón! (ALHÍ no despierta) ¡Pero
Santuario Elemental. Los dioses se ven débiles y sin brillo. Manifiestan mucha ansiedad y descontento.SILFO: ¡Dos días! ¡Aún faltan dos días para que los kunianos desaparezcan!SILCE: ¡Siento que ha transcurrió una eternidad!FLAMEL: ¡Detesto quedarme de brazos cruzados! ¡Los kunianos no han dado muestras de arrepentimiento, cada vez actúan peor! Hubiera sido más sencillo chamuscarlos a todos. (En actitud de espera. Haciendo mofas) ¿Qué no me van a gritar “¡Flamel!”?SILFO:&nb
Cuadro: PlazaEl niño está sentado sobre el banco, el mendigo está cerca del monumento decorativo dramatizando lo que dice. El pequeño se muestra absorto.MENDIGO: Los Dioses Elementales estaban completamente convencidos de que el viajero desconocido, es decir, Alhí, era un mercenario que se dirigía hacia ellos con el único propósito de hacerles daño. Pero el que en realidad estaba en peligro era el pequeño. El pobre muchacho no tenía idea del mal al que se enfrentaba. Y es que los piratas que lo habían capturado no eran piratas comunes y corrientes, sino criaturas provenientes de las profundidades del océano: Eran semi-humanos; es decir, seres que son mitad hombres y mitad amínales; criaturas que no tenía el más mínimo escrúpulo en lastimar a sus víctimas. (Adopta
Ambientación nocturna. Barco del CAPITÁN CASCARUDO. El lugar está pobremente alumbrado por lámparas de aceite. Hay cofres, redes y barriles esparcidos en el lugar. En el lateral derecho puede verse una escalinata que conduce hasta el timón de la nave. ALHÍ se encuentra atado y amordazado. En su mirada se percibe un pánico y desconcierto. PIRATA I y PIRATA II están con él. PIRATA I es una especie de humano-barracuda, PIRATA II es una especie de humano-tortuga. PIRATA I: ¡Con que merodeando en estas aguas sin permiso del Capitán!PIRATA II: (Atolondrado) Fue muy sencillo atraparlo… ¿Verdad, amigo?, ¿verdad?PIRATA I: &nb
Cuadro: Barco Del Capitán Cascarudo.Ambientación matutina. PIRATA II aún se encuentra manejando el timón, su rostro revela los estragos del insomnio. Aparece ALHÍ desde el interior del barco. Se dedica a contemplar el océano desde la borda. ALHÍ: (Desperezándose. Viendo hacia el horizonte) Hoy se cumplen los cinco días de plazo para salvar a mi pueblo. ¡Tengo una buena corazonada! Si el Maestro Februs estuviera aquí se sentiría muy orgulloso de mí. (Advierte la presencia de PIRATA II. Se dirige hasta él). ¡Buenos días!PIRATA II: (Ebrio de sueño) ¿”Buenos”? No sé qué tienen de “b
Cuador: PlazaEl niño y el mendigo están sentados en el banco. El pequeño se muestra desconcertado. NIÑO: Lo besaron…MANDIGO: Sí…NIÑO: Alhí dormirá para siempre…MENDIGO: No es tan sencillo.NIÑO: Pero Gaviota dijo que nadie vuelve a despertar si es besado por una sirena. (Comienza a entristecerse) Alhí no podrá salvar a su pueblo.MEN
Calabozos del Santuario Elemental. El lugar está iluminado por pálidos rayos de luna. La celda es una especie de caverna, hay agua de mar en el piso producto de las olas que golpean contra los barrotes. Aparecen dos sirenas, una de ellas carga con el cuerpo de ALHÍ; GAVIOTA viene con ellas. Las sirenas dejan al niño sobre un lecho de piedra.SIRENA II: (Mirándolo con detenimiento) Aquí podrá dormir tranquilo. Creo que el lugar es perfecto para que su sueño fluya sin perturbaciones (ríe).SIRENA IV: En el fondo no me parecía malvado... (A SIRENA II) ¿Y si decía la verdad y vino con buenas intenciones?GAVIOTA:
Cuadro: Santuario Elemental.Los Dioses se ven muy débiles. Todavía discuten entre ellos. SILFO: ¡Yo soy el más afectado por lo que está pasando!SILCE: ¡Yo soy la más afectada!FLAMEL: ¡Yo propongo chamuscarlos!SILCE Y SILFO: ¡Flamel!SILFO: ¡Yo soy el que más sufre!