Capítulo 39
—¡Mateo! —exclamó Dolores sorprendida.

Valentina, desde la puerta, también se quedó atónita. No esperaba que Mateo recibiera el latigazo por Luciana. Sin duda, ella era su preferida sin disimulo alguno.

—Abuela, basta —dijo Mateo mirando a Dolores—. Yo soy quien quiere estar con Luciana. Ella no tiene la culpa, todo es mi culpa. No la toques, ¡golpéame a mí si quieres!

—¡No, Dolores, no lo golpees! —Luciana abrazó a Mateo—. ¡Golpéame a mí!

Parecían dos amantes desgraciados, y Dolores la villana que quería separarlos. Valentina sintió una amargura insoportable en su corazón.

—Mateo, tu esposa es Valentina —la mano de Dolores temblaba sosteniendo el látigo—. ¿Has olvidado quién permaneció a tu lado durante los tres años que estuviste en coma? ¿Cómo puedes herir así a Valentina? Esta Luciana te ha embrujado, ¡bien, hoy te haré entrar en razón!

—¡Abuela, no lo hagas! —Valentina entró rápidamente para detenerla.

—Valentina, no temas. Con tu abuela respaldándote, ¡nadie puede lastimarte!

El
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