Capítulo 136
Mateo no recordaba cuándo fue la última vez que la besó, solo sabía que ahora todo su cuerpo hormigueaba como si una corriente eléctrica lo atravesara.

En ese momento, la chica se atrevió a explorar más, como un gatito que araña suavemente aquí y allá, hasta que finalmente atrapó su lengua y succionó con fuerza. Mateo sintió que ese hormigueo le subía por la columna directo al cerebro, como si ella estuviera a punto de absorberle el alma.

Respirando pesadamente, dejó caer todo el peso de su cuerpo sobre ella. Maldita sea, parecía que su cuerpo la recordaba. Tampoco había tocado a Luciana; a su edad las necesidades físicas eran normales, pero siendo naturalmente indiferente, antes no le había importado. Sin embargo, desde que conoció a Valentina, especialmente aquella noche de tormenta cuando ella lo ayudó, había probado esa sensación. Ahora, con solo tocarla, ese sentimiento resurgía, excitándolo sin control. Era una sensación terrible.

Aflojó el agarre en su delicado cuello y Valentin
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