Capítulo 139
Mateo abrió el armario y allí encontró a Valentina, acurrucada en un rincón con su largo cabello negro esparcido —tan pura e inocente. Al abrirse la puerta, sus ojos somnolientos lo miraron como un cervatillo asustado.

Parecía una amante escondida, como si la esposa legítima hubiera llegado a sorprenderlos y ella hubiera tenido que saltar de la cama para ocultarse en el armario.

—¿Qué haces escondida ahí? —preguntó Mateo frunciendo el ceño.

Valentina acababa de despertar por la voz de Luciana, y al abrir los ojos se había encontrado en la cama de la sala de descanso. No recordaba cómo había llegado allí, solo que se había quedado dormida sobre el escritorio. Cuando Luciana entró furiosa buscando a alguien, ella se escondió en el armario por pánico.

—¿Ya se fue Luciana? —preguntó mirándolo.

Mateo permaneció en silencio.

—Me escondí cuando vi que Luciana iba a entrar. ¿He sido buena, señor Figueroa? —dijo con una pequeña sonrisa levantando el rostro.

Mateo suspiró. Lo que debería ser bue
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