Capítulo 145
Mateo, alto e imponente, se mantenía de pie junto al ventanal. Sus ojos fríos brillaban peligrosos:

—¿Creen que una simple disculpa resolverá esto? Váyanse.

Lina, con lágrimas en los ojos, suplicó:

—Por favor, Mateo. Tu tío Ignacio y yo te cargamos cuando eras pequeño. Los Zambrano solo tenemos este hijo. Libera a Gael, te prometemos que lo disciplinaremos bien.

Mateo permaneció impasible y ordenó fríamente:

—Fernando, acompáñalos a la salida.

Fernando hizo un gesto indicando el camino:

—Señor y señora Zambrano, por aquí, por favor.

El rostro de Ignacio se transformó:

—Mateo, ¿realmente serás tan despiadado? ¿Todo por una Valentina? Me he informado, es solo una estudiante mediocre de provincia. ¿Vale la pena arruinar la relación entre nuestras familias por alguien así?

Mateo simplemente miró a Fernando.

—Señor y señora Zambrano, ¿prefieren salir por su cuenta o necesitan que los escolten? —preguntó Fernando.

—¡Nos vamos solos! —espetó Ignacio furioso.

Ya fuera de Villa Arcoíris, Ignaci
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