Capítulo 126
"Olvídalo entonces."

Al tener su pie derecho atrapado en la palma de él —un lugar bastante sensible para una chica—, ella intentó retirarlo con fuerza. —¡Suéltame!

Mateo, percatándose de la incomodidad, la miró brevemente antes de liberar su agarre. El delicado y blanco pie se retrajo instantáneamente, ocultándose bajo su falda.

Incorporándose también, Mateo retomó el tema principal. —Me encargaré de que alguien maneje esta situación...

—Señor Figueroa, agradezco su intención, pero no es necesario —rechazó Valentina, acurrucada sobre la cama.

—Valentina, no seas ingrata. ¿Crees que quiero involucrarme en tus asuntos? —le espetó Mateo, mirándola fijamente.

—Entonces no lo hagas. ¡Desde el momento en que me echaste de la mansión Figueroa, mis problemas dejaron de ser tu incumbencia!

La tensión entre ambos se volvió palpable mientras Mateo hervía de rabia. Valentina arqueó una ceja, sus brillantes ojos recorriéndolo con malicia. —¿Acaso Luciana no te satisfizo anoche?

Mateo se quedó paral
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