Era el segundo día después de que Emily recuperara el conocimiento.

Tras caer al mar, pensó que estaba destinada a morir.

Era imposible que los milagros ocurrieran una y otra vez.

Pero se demostró que los milagros sí podían suceder una y otra vez muchas veces, haciéndote sentir increíble.

No estaba muerta. Estaba viva de nuevo.

Sin embargo, ¿dónde demonios estaba ese lugar?

Estaba tumbada en la cama débilmente, sin fuerzas, pero su conciencia era clara.

La habían drogado y no sabía lo que era. Sólo sentía que sus miembros eran débiles y que le costaba levantar un dedo.

Mientras tanto, dos mujeres enmascaradas entraron y le dieron de comer gachas.

Más tarde, por la noche, entraron por sorpresa y la llevaron al cuarto de baño para que se duchara. Le hicieron ponerse un vestido sexualmente explícito.

Era un vestido casi transparente. Por suerte, tenía otra capa; de lo contrario, se habría expuesto indecentemente.

«¿Qué estáis haciendo? Puedo demandarlos a todos… por confinamiento ilegal.