Capítulo 24

Yoli

¡Me duelen los brazos de las puyas! me desangraron, los médicos son matasanos que no solo te desangran sino que te someten a unas máquinas que enloquecen tu cerebro y hacen que te canses porque te revisan la cabeza como si fuese un libro abierto. Mi mal humor vá en aumento y el genio endemoniado que tengo sale a flote, grito y pataleo atada a la máquina de la cabeza por lo cual tuvieron que sedarme y ahora parece que estoy en la estratósfera, me siento en el aire y tengo mucho sueño. Los médicos hablan con mi mami y el abuelo al respecto, no seque dicen porque la pendejera que cargo encima me supera y los ojos se me cierran solos.

— ¡Pero Dr. Freites, ella no recuerda! ¿cómo sucedió eso? - me encuentro sentada en la cama con un plato de cereal con leche descremada pero, escuchar la angustia de mi madre al hablar me produce náuseas y ya no deseo comer.

— Sra. Méndes - responde el médico con paciencia — Debemos darle tiempo

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