—Voy a confesar que me gustaría que Marie estuviera presente, ella también necesitar estar aquí y pedirte disculpas por lo de ese día, pero se cuan orgullosas puede ser, para ella dar el brazo a torcer es algo imposible. Pero yo sí lo haré, me siento mal... Cuando Mónica, tu verdadera madre... ¿Mónica? Nunca había oído su nombre, pero rebuscó más y terminó por levantarse para dirigirse rápidamente al pasillo de la casa, resulta que todo ese tiempo vio a la mujer, en aquella foto sin color. La descolgó y volvió con Leonardo para mostrarla. Ya tenía lágrimas en los ojos. Le estaba enseñando una fotografía de su madre cuando esta apenas era una jovencita, una muchacha hermosa que florecía a los catorce, antes de que ocurriera la locura. —Ella es mamá, no lo puedo creer, ¿lo es? —urgida se vio preguntando. Él no se lo podía negar, así que movió la cabeza asintiendo. —Sí, ella es Mónica. —¿Me vas a decir quién la dejó embarazada? Solo sé que ha sido alguien mayor. ¡Dios santo! ¿Cómo es
—Por supuesto, no tardé en atar cabos sueltos y se lo comenté. Se enfureció al saber que yo había estado al tanto de la situación semanas atrás y no le había dicho nada, pero me justifiqué de algún modo. Nunca hubo malas intenciones de tapar lo que Marcos estaba haciendo. Ella comprendió enseguida y luego fue hacia sus padres y se lo dijo. La bomba ya había explotado y mi mejor amigo se había ido de la ciudad tras recibir la amenaza de muerte del padre de Mónica. No creía que el progenitor de mi esposa pudiera matarlo, solo estaba enojado por lo que había hecho con su hija, sin embargo, no era capaz de llevar a cabo lo que decía. Considero que Marcos fue un idiota, un imbécil y un maldito cobarde que huyó a la primera y no se quedó para apoyar a Mónica en todo este proceso. —No hay duda de eso, se fue sin importarle todo el sufrimiento que podría causarle. Si mi mamá lo quería, eso también sería un golpe. Ahora no tendría su apoyo y encima está esperando un bebé. No imagino lo difícil
Y así lo hicieron, ya se encontraban abajo preparándose rapidamente. No podían tocar nada de lo que se había hecho para los invitados de la pequeña celebración que se haría en la noche. Cuando Alicia le mencionó que algo se celebraría, ella preguntó en qué consistiría todo eso. —Papá decidió hacer una pequeña reunión, que yo llamaría evento, porque se le ha pedido a las personas venir incluso de etiqueta, y ya sabes cómo es ese círculo social en el que se maneja... muy refinado y lujoso. Así que no es simplemente una pequeña reunión como él mismo ha dicho, solo observa a tu alrededor y te podrás dar cuenta de ello. Lo que te puedo decir es que papá ha hecho un buen negocio con unos inversionistas y además ha sido escogido como uno de los mejores empresarios del año. Así que todo gira en torno a eso. —Claro, comprendo. Debes sentirte muy orgulloso por todo lo que ha logrado tu padre, ¿no es así? —Sí, sé que se merece todo lo que ha alcanzado, hasta ahora no ha dejado de trabajar ni u
Elevó ambas cejas desprevenida ante la pregunta; si dos personas se amaban, la opinión de un tercero no debía valer nada, sin embargo, ella comprendía por qué formulaba la pregunta. Y estaba dispuesta a darle una respuesta, seguro la que quería escuchar no solo de su parte, sino también de su padre. —Mírame, con todo respeto te digo que Salvatore, además de apuesto, es un hombre encantador contigo. Nada más como me hablas de él, se nota que lo amas y si ustedes dos se quieren, entonces deberían seguir adelante, incluso llegar al siguiente nivel cuando estén preparados. —le guiñó un ojo. —¿Tú crees que nosotros podamos casarnos? Porque ese es mi mayor sueño, ser su esposa. He pensado incluso que ya estamos casados, lo imagino y nos imagino a ambos en un lugar donde no solo estamos los dos, sino unos pequeños... quiero tener una familia junto a él, estoy decidida a eso y se lo voy a contar a mi padre, ya creo que es hora de decirle todo. —Todo lo que dices es demasiado hermoso y sé qu
La joven correspondió en su interior, ya todo se movía y el nerviosismo potente al saber que Asthon estaba en la mansión le arremolinó el pecho. ¿Y si se lo encontraba cuando atravesara el pasillo? Quería que la viera, que viera cómo estaba, así irreconocible, lo admitía. Pero al mismo tiempo, sentía ansiedad por dejarse ver así, más mujer, por así decirlo. —¿Se puede saber en qué estás pensando? Te has quedado de pronto en otra dimensión —expresó la muchacha mientras ponía una mano frente a su cara para que reaccionara. Parecía que un ovni la había raptado de la tierra. Batió la cabeza frenéticamente y sonrió para disimular que no estaba pensando en su padre. —No, bueno mejor me voy a mi habitación, tengo que recoger la bolsa para meter mi teléfono y un polvo compacto. Por un momento, la muchacha creyó que su amiga se iba a poner a llorar, a pesar de que no lo hizo, se notaba que estaba a punto de quebrarse. Y la rodeó con fuerza, expresándole al oído que su padre sí la amaba tant
Nunca antes había bebido tanto, sin contar que ella misma decía aborrecer el alcohol; pero ahora llevaba en su conteo mental más de cinco copas de champagne y no se arrepentía de cada sorbo. Tampoco se preocupaba mucho en seguir sumando más, puesto que no había indicios en su sistema de algún mareo u otro síntoma provocado por la ebriedad. Eso no significaba que iba a ponerse borracha esa noche, pero podía estar tranquila de que no iba a caerse con esos altos tacones debido a la inestabilidad. Un hombre joven se le acercó, ya veía las intenciones de un coqueteo que, de seguro, iba a ignorar. —¿Por qué estás tan sola? ¿No te apetece bailar esta pieza conmigo? —le expresó abiertamente y ya se quedó un poco sorprendida, no sabía bailar, ni siquiera con un milagro. Se le daba fatal, tenía dos pies izquierdos. —No, pero igual muchísimas gracias, así como estoy me encuentro perfectamente bien. Al decir esas palabras, el hombre repasó descaradamente de arriba hacia abajo y deslizó una sonr
Bufó. De pronto se puso a mirar a su alrededor, solo estaban ellos dos afuera. Lejos de los invitados. —No hay nadie por aquí, solo nosotros. —de nuevo miró, para comprobarlo, en efecto así era. —¿Y qué con eso? No soy un loco, no te voy a hacer algo, solo platicamos. Pero podemos volver si eso deseas. —le dejó saber, en ningún momento pronunció que era un loco. Se aproximó a ella y llevó un mechón de su pelo tras su oreja, el acto dulce, le provocó a la joven el delirio contundente, y se sentía con alas volando hacia el cielo tras sentir su roce mágico, qué había durado tan poco, pero se sintió eterno. La verdad es que el magnate la volvía loca, solo que tirarse a los brazos de esa locura no se veía correcto y nunca lo sería, aún así, ambos se quedaron viendo a los ojos como un par de enamorados que no sé decían nada, pues sus ojos fijamente clavados en la profundidad mutua, ya lo decían todo. —¿Qué estamos haciendo? —soltó mientras se perdía cada vez más en sus ojos azulados y él
El beso comenzó siendo suave y ligero, para pasar a un nivel en el que se rompieron todas las reglas y volvieron a conocerse sus lenguas, jugueteando entre sí y acoplando a la perfección en una danza que, con el paso de los segundos, se convirtió en una batalla frenética; ninguno era capaz de separarse. Incluso dejaron de buscar el aire que tanto exigían sus pulmones para seguir unidos de manera tan íntima y pasional. Era obvio que las cosas marchaban hacia ese camino en el que arder ya no era una opción, sino un privilegio y una consecuencia de aquel grado tan elevado. La muchacha tuvo que enredar sus manos detrás de su nuca y empujarlo más hacia ella para profundizar el beso, que, con el paso de los segundos, se volvió exigente y vehemente. Los dos estaban perdidos en la locura y no les importaba ser vistos por algún tercero. En ese momento, ni siquiera pensar en su amiga que estaba tan cerca de ellos (pero que no podía verlos) los detuvo; necesitaban consumir lo que sentían. Era a