Capítulo 457
—¡Muchísimas gracias, no esperábamos que nos dieran de comer! —exclamaban los presentes.

—La verdad es que ya teníamos hambre, aceptamos con gusto —mientras la gente en la fila recibía el gesto amable de Faustino, los accionistas respondían sonrientes—: Es lo mínimo que podemos hacer. Con tanta gente en la fila, no podemos dejar que pasen hambre. Por favor, sírvanse, es totalmente gratis y hay suficiente para todos.

Los accionistas repartieron rápidamente la comida y todos empezaron a comer sin moverse de sus lugares, decididos a no perder sus puestos. Sin embargo, poco después surgió una discusión entre la multitud. Faustino se acercó a investigar.

—¡Esta medicina tiene problemas! ¿Cómo esperan que la tomemos? —gritaba alguien.

—¡Exacto! El empaque es pésimo, está dañado —se quejaba otro.

—¡Y además tiene un olor horrible! ¿Esto es apto para consumo humano?

Se generó un alboroto y todos los que hacían fila voltearon a mirar. El personal de ventas intentaba explicar pacientemente
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