Capítulo 2 Reflexiones Gabriel observaba a Fernando , quien parecía un hombre al borde de la desesperación y la tristeza . Gabriel recordaba vívidamente cómo Natalia entró en la habitación esa noche , con el rostro cansado , pero algo en su mirada reflejaba preocupación y urgencia. Le dijo a Flor que tenía que irse de inmediato, que la llamaría cuando las cosas estuvieran más calmadas. Nadie, ni siquiera Flor o él, había sospechado que esa despedida sería definitiva. .Natalia se había marchado sin más explicaciones y con el tiempo, la falta de noticias se hizo un peso difícil de sobrellevar para Flor ,ella es muy amiga y siente su ausencia. Gabriel no entendía porque se fue sin decir nada pero sabía que Naty era una mujer decidida y que algo le había pasado para irse así . “Es como si se hubiera esfumado, como si alguien o algo la hubiera empujado a irse del pueblo ” pensó Gabriel, tratando de comprender cómo una mujer tan fuerte, determinada, esa misma que siempre decí
Capítulo La verdad enfrenta a FernandoEsa noche, Gabriel intentó procesar todo lo que Flor le había contado. Mientras hablaba, apenas podía creer que Fernando hubiera ocultado un detalle tan importante. Se recostó en la cama con una mezcla de incredulidad y enojo, repasando cada palabra que le había dicho a Fernando esa tarde. Cada consejo y consuelo que le ofreció parecía ahora ingenuo, un apoyo basado en una versión incompleta de la historia.Flor observaba a Gabriel con calma resignada. Sabía que todo aquello era demasiado para él y entendía su frustración. Finalmente, Gabriel rompió el silencio, aún conmocionado.—No puedo creer que Fernando me ocultara algo tan grave. Ahí estuve yo, dándole consejos para recuperar a Natalia, hablando como un ingenuo. De verdad, fui un completo bruto —confesó con una sonrisa irónica, aunque la tristeza seguía en sus ojos.Flor soltó una risa suave y le dio una palmada en el brazo para reconfortarlo.—Tranquilo, Gabo. No tenías forma de saberlo
Capítulo 4: La traición de una imagenEn el hospital, Fernando mantenía su enfoque profesional mientras atendía a Tiago, quien, por fortuna, solo había sufrido heridas leves. Su experiencia como enfermero y bombero lo hacía actuar con calma, incluso cuando Melisa, su exnovia, llegó visiblemente angustiada para verificar el estado de su hermano.—Gracias, Fernando —dijo Melisa, abrazándolo con un gesto espontáneo y lleno de gratitud. Era un simple acto de consuelo, sin dobles intenciones, pero en el lugar equivocado y en el momento equivocado.Unos ojos ajenos, atentos y llenos de interés, capturaron la escena. Quizás por resentimiento, quizás por simple perversión, alguien decidió aprovechar el momento para torcer la realidad.Más tarde, cuando Fernando dejó su celular sobre una mesa mientras buscaba suministros, aquella persona tomó el teléfono con sigilo. Con una sonrisa maliciosa, mando la foto al celular de Fernando donde capturó el abrazo desde un ángulo que lo hacía parecer mu
Capítulo 5: Naty, perdónameFernando estaba sentado en la penumbra de su sala, el silencio opresivo parecía envolverlo como una prisión invisible. La madrugada del 25 de junio se repetía en su mente, cada detalle volviendo como un eco interminable. Aquella noche había comenzado con una llamada de emergencia, un accidente que requería de su atención inmediata. Entre los heridos estaba Thiago, el hermano menor de Melisa.Llamar a Melisa había sido un acto lógico. Thiago era menor de edad, y ella era su contacto más cercano. Para Fernando, había sido una decisión automática, profesional. Sin embargo, nunca imaginó que esa llamada desencadenaría una serie de eventos que destruirían lo único que lo mantenía de pie: Natalia.El abrazo que compartió con Melisa en la sala de espera del hospital no fue más que un gesto de consuelo. La preocupación mutua por Thiago y las largas horas de trabajo lo dejaron ajeno a cualquier otra interpretación. Pero alguien había visto ese momento como una oport
Capítulo 6 - Lo que nunca dijeFernando se sentó en el sofá, sosteniendo la única foto que le quedaba de Natalia. Su mente lo transportó al pasado, a aquellos primeros días en los que ella había irrumpido en su vida, transformándolo todo.Había sido un día como cualquier otro en la clínica. Fernando acababa de terminar una reunión con el equipo de emergencias cuando Natalia, distraída, chocó contra él en el pasillo. La recordaba perfectamente: su túnica de doctora impecable, su cabello castaño claro recogido de forma casual, y esos ojos marrones que parecían contener un universo de calidez.—Perdón, no te vi —dijo ella, sonriendo con una mezcla de vergüenza y gracia.Él había soltado una risa suave.—Claro, soy tan pequeño que es fácil no verme.Aquella broma, teniendo en cuenta su altura y complexión musculosa, hizo que Natalia levantara una ceja y lo mirara con ese brillo desafiante que pronto se convertiría en su sello característico.—Si tan pequeño sos, entonces invítame un café
CapítuloEl despertar de FernandoFernando se despertó sobresaltado, con el corazón latiendo rápido y la imagen de Natalia invadiendo su mente. Desde que ella se había ido, sus noches eran un caos de sueños rotos y culpas que lo perseguían como sombras. La fotografía que ella dejó sobre la mesa seguía allí, como un recordatorio constante de lo que había perdido y de la promesa de buscar respuestas.Aquella mañana, la desesperación llegó a un punto de quiebre. No podía seguir permitiendo que las dudas y la impotencia lo consumieran. Tenía que empezar a mover las piezas del rompecabezas que lo atormentabaLa búsqueda inicialSalió de casa y revisó su camión con una mezcla de urgencia y esperanza, buscando el celular que había perdido la noche en que Tiago fue hospitalizado. Escarbó entre los compartimentos, revisó el asiento trasero, incluso se agachó para inspeccionar el piso. Nada.Con un resoplido frustrado, decidió ir al cuartel de bomberos. Quizás alguno de sus compañeros lo había
El enfrentamiento definitivoFernando respiraba profundamente mientras sostenía su celular recién recuperado, intentando mantener la calma ante la tormenta de emociones que lo atravesaba. Melisa permanecía a su lado, con el ceño fruncido, mientras Thiago, sentado frente a ellos, parecía más molesto que arrepentido.—¿Sabes qué? —soltó Thiago, rompiendo el silencio con voz desafiante—. No aguanto más a Javier. Siempre me está encima, exigiéndome que estudie, que trabaje. ¡Como si yo no pudiera hacer mi vida a mi manera!Melisa lo miró con incredulidad, pero Thiago no se detuvo.—Fernando siempre fue diferente. Él nunca me trató así, nunca me mandó a ganarme la vida como hace Javier. ¡Siempre quiere que sea perfecto!—Javier lo hace porque quiere lo mejor para ti —intervino Melisa, con un tono firme y cansado a la vez—. No te exige porque no te quiera, Thiago. Te exige porque sabe que no puedes vivir de la comodidad para siempre.Thiago resopló, pero antes de que pudiera responder, Fern
Un amor en las sombrasFernando se recostó en el sillón de la sala, con la mirada perdida en el techo. Afuera, el sol se escondía lentamente, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados, un espectáculo que normalmente encontraba reconfortante. Pero ahora, esos colores no significaban nada.Desde que Natalia había desaparecido de su vida, las horas, los días y las semanas se sentían interminables. Era como si el tiempo hubiera perdido su propósito. Por las mañanas, iba al cuartel, daba las charlas de prevención que le habían asignado, y volvía a casa. Las emergencias habían disminuido, algo que debería llenarlo de alivio, pero en realidad solo le daba más tiempo para pensar, para revivir cada error, cada momento en el que falló como pareja."Debería haber sido sincero desde el principio", pensaba, golpeándose mentalmente una y otra vez. Sabía que, si hubiera tenido el valor de mostrarle al mundo lo que Natalia significaba para él, nada de esto habría pasado. En lugar de eso, la esc