Abrí poco a poco mis ojos, adaptándolos a la luz tan fastidiosa de aquella lampara, por el olor supuse que estaba en una maldita cama de hospital.—Despertó —escuché a Emma decir.En segundos tenia a toda mi familia viéndome con ojos preocupados. Fruncí mi ceño y empecé a incorporarme para observarlos mejor.Mi cabeza dolía y sentía una leve punzada en mi pecho.—Franco, traigan a Franco —exigí, viendo la cantidad de aparatos pegados a mi pecho—. Quítenme esto, necesito ir a…uffLa punzada en mi pecho empezaba aumentar y un sonido de una de las maquinas se disparó en cuanto pensé en ella.—Cálmate Noah —ordenó mamá—. Casi tuviste un infarto, casi morías ahogado, casi te perdíamos. ¡Cálmate! Si no fuera por ella… no quiero ni pensarlo.— ¿Quién? —pregunté.—Aysel —respondió Emma sonriendo—. Ella fue quien te salvó, al parecer están a mano.Aysel, ¿a qué juegas? —Papá, necesito ir al Cairo…Ethan explícales y muestra la imagen por favor.—Lo siento por enviarte esa foto hermano —expresó
—Viajaré y arregl…— ¡No! —gritó, estampando su mano en el escritorio—. Esta mierda no se arregla así. ¡Te casaras con Elif y harás todo malditamente publicó! Después y solo después, su padre saldrá a desmentir toda esa mierda. Ahora prepara una puta boda en menos de dos días.Parpadeaba una y otra vez, mientras mi cuerpo se mantenía tieso en su lugar. Trataba de asimilar todo lo dicho por él, no creía que mi propio padre me pidiera algo tan malditamente imposible.¿Cómo era capaz de pedirme que me casara con la hermana de mi esposa?—Todo esto es obra de tu madre, verdad —intuí, viendo fijamente a Elena.—Solo lo aconsejé, llegué a un acuerdo con el padre de Elif, solo así hablará. No mancharas el apellido Lambert, no deshonraras ni a mi marido, ni a sus padres. El apellido es lo primero, después la moralidad y los sentimientos…Inhalé y exhalé varias veces lentamente, tenía que controlarme, tenía que ser paciente, ella pagaría muy pronto.—No te metas en mis asuntos, quiero que sea
Dos días después. — ¿Por qué Noah? ¿Por qué? —susurró entrecortado.No era capaz de verla, así que continúe observando el paisaje nocturno que teníamos al frente. —Es difícil —confesé—. Esa es la verdad.—Pero no imposible, tú puedes hacerlo.Cerré mis ojos e inhalé profundo.— ¿Cómo le dices a tu alma que permita que otra persona sea su complemento cuando ya la tenía?, ¿Cómo le dices a tu corazón que abra un espacio en él y que empiece a latir por otra mujer?, ¿Cómo lo haces cuando prometiste que ella sería la única?Mi vista se tornó borrosa y mi corazón empezó a latir rápidamente. Como siempre sucedía cuando la recordaba.—Sé que es difícil.—No, no lo sabes —volteé a mirarla negando—. Nadie en realidad.— ¿Entonces te quedaras solo? ¿Desaprovecharas una oportunidad de volver amar? —cuestionó Sofia, desesperada.—Lo siento, pero no puedo intentarlo —las lágrimas empezaron a salir y el nudo en mi garganta a crecer—. Y-Yo…Yo aún pienso que ella volverá, que llegará y…Un sollozo br
—Tenías razón, el avión en el que supuestamente viajábamos fue atacado. ¿Cómo supiste que eso sucedería? —preguntó Franco.Di un suspiro largo mientras veía los edificios por la ventada del automóvil. Ya habíamos llegado a El Cairo y era mi primera vez aquí. Era muy bonito todo.—Elena —respondí simple—. Supo que pensaba venir aquí y esto solo confirma lo que ya sabía. Trabaja con Ömer desde hace mucho tiempo —empuñé mis manos, tratando de controlar la ira que tenía—. Ten las fotos listas para enviarlas a Abdul, sabrá que con Noah Lambert no se juega.— ¿Y si quiere matarte aun? —inquirió.—No lo hará, no volverá a cometer el mismo error dos veces. Las vidas de sus hijos están en mis manos. Si algo me llegara a pasar aquí, ellos morirían... son lo único que les queda.Nadie dijo nada más en el resto del viaje. Quería permanecer en silencio y disfrutar de las vistas. No nos quedaríamos ni siquiera un día en este lugar, iríamos directamente al lugar de la fotografía y preguntaría por mi
[…]—¡Estamos aquí Elif! —grité—. Saca los documentos.Estaba tenso, estaba cargando con tanto últimamente, que temía explotar mi ira con un inocente.— ¿Dónde estabas? —quiso saber. Tenía una sonrisa de oreja a oreja. La victoria iluminaba su rostro—. ¿Quién es este señor?—Es el juez que nos casará —expliqué, agarrando el documento y firmándolo—. Ahora firma Elif.— ¿Q-Qué? no entiendo —Miró sucesivamente al juez y a mi varias veces. Su pequeño cerebro aun no procesaba la información—. ¿Nos casaremos así?, ¿los preparativos?, ¿la boda?, ¿la celebración?, ¿nuestras familias?—Firma Elif —mascullé, agarrando su mano y poniendo el lapicero en ella—. Tienes treinta segundos para firmar.Asintió rápidamente y así lo hizo.—Celebraremos nuet… —alcé mi mano, no queriendo escucharla más.—El testigo será él mismo —señalé al hombre—. Ahora eres mi esposa Elif, para mañana quiero que mi apellido quede limpio —estreché la mano con el juez, despidiéndome.En cuanto estuve de vuelta, lo primero
— ¿Q-Qué ha pasado, Ethan? —pregunté con miedo. Toda mi familia estaba en la sala de espera. Era obvio que algo malo había pasado. —Primero te tienes que tranquilizar, ¿está bien? —me mareé al escucharlo, me ayudó a sostenerme de inmediato—. Joder, ven siéntate y cálmate. — ¿Qué mierdas paso? —volví a preguntar, apreté su brazo y hablé—. Estaré bien, ahora dime porque Franco me llamó tan alterado. Vi la duda en su mirada, pero al final habló, dejándome helado en mi sitio. —Rose y Leandra tuvieron un accidente, Sofia solo tiene contusiones…estará bien, pero Rose llevó la peor parte…está en la sala de cirugía. Mi garganta se cerró por completo, impidiendo cualquier paso de oxígeno a mis pulmones. Me levanté de inmediato para atravesar esas grandes puertas que separaban la sala de espera con el área de cirugías. —Siéntate Noah, no podrás pasar —dijo, agarrando mi brazo y deteniéndome. —Sofia está bien, lo cual me alegra y da felicidad —aclaré, soltándome de su agarré—. Pero MI ot
Durante el viaje al aeropuerto nadie dijo absolutamente nada. Mi humor estaba terrible y parecía que sabían que si decían algo, probablemente terminaría desquitándome con ellas.Llegamos a una pista privada solo para mí y nos bajamos.—Ellos se encargaran de las maletas —dije, señalando a mis hombres—. También les enseñaran su lugar en el avión. No quiero que me jodan con su presencia.Caminé rápidamente a mi avión y fui hasta el fondo, donde tenía un gran espacio privado que utilizaba para reuniones de últimamente cuando tenía que viajar. Reuniones como esta.—Resumen —exigí minutos después de despegar. Fui a sentarme detrás de la pequeña mesa que tenía instalada, esperando a que Franco hablara.—El cargamento dirigido a El Cairo fue…robado, mataron a nuestros hombres.—Era mucho dinero, Franco —dije, pasando mis manos por mi cabello—. Era nuestro primer cargamento en ese país y lo roban —asentí, apretando mi mandíbula—. Que empiecen de nuevo, te doy tres días para que averigües qué
— ¡Aléjate de mi hija! —dijeron. Me sorprendí y volteé levantándome aun con la niña aferrada a mi cuello. —Lo siento —dije, bajándola de mis brazos—. Buscaba algo y ella me ayudó, no le iba hacer absolutamente nada a su hija. Lo menos que quería en este momento eran problemas.Solo quería entrar al cuarto de Zeynep, ¿era mucho problema? —No es mi mamá —agarró mi mano y sonrió—. Mi mamá se fue con papá, pronto vendrán por mí. Explicó y asentí. La chica sonrió incómodamente y suspiró.—Soy quien la cuida y está prohibido que alguien que no sea su familia este con ella —explicó, terminando de acercarse a nosotros—. Vamos, tengo que prepararte, pronto vendrán tus padres. —Soy familia —dije rápidamente—. La hija menor de los Aslanbey, Zeynep, ella es mi esposa. Su ceño inmediatamente se frunció, al igual que el de la niña. Estaba por hablar, pero se calló cuando la madre de Zeynep hizo acto de presencia. —Al parecer te perdiste, por favor baja —señaló las escaleras—. Te estamos es