~ Tamia ~

Estaba acostada en un mar de hermosas flores de diversos colores, arriba, el firmamento tenía un tono brillante de un color azul y morado, llevaba un vestido blanco holgado, me sentía feliz. Por alguna razón, supe que estaba soñando.

En ese campo de flores de lavanda y jazmín, no estaba sola. Miré al frente, y ahí estaba Sylvester, sentado en el pasto verde, de espaldas a mí. Me acerqué a donde estaba y lo abracé por detrás, entonces las nubes de un momento a otro se volvieron oscuras, las plantas murieron, y comenzó a llover intensamente. De repente, él estaba al borde de un abismo y sostenía su mano mientras intentaba subirlo.

"¡No me sueltes!" Me suplicó, pude ver el miedo consumir su mirada hasta que, de la nada, sus ojos se oscurecieron.

"¡No puedo más!" Grité, me desperté jadeando, empapada en sudor.

Miré hacia la ventana, aún no salía el sol, eran las cuatro de la mañana. Todavía estaba oscuro y Sylvester dormía plácidamente a mi lado, entonces me di cuenta de que habí