Pedimos almuerzo y luego nos preparamos para visitar al Alfa Jake Brighton. Estaba nerviosa por conocerlo, pero tenía esperanza.

Denis nos llevó a la casa del Alfa, donde una muchachita rubia de unos veinte años nos abrió la puerta. El Alfa vivía muy bien, de hecho, me alegró ver que su hogar no había sido destruido.

Avery y yo nos sentamos en el sofá de la sal, y poco después, el Alfa Jake entró. No sonreía y se sentó sin entusiasmo.

“¿A qué se debe esta visita, Luna Albert?” Preguntó, pero desee que no me llamara así.

“Solo llámame Tamia. Aún no me he casado con el lord y ya no llevo la marca de Leonardo Albert.” Dije sonriendo, a lo que asintió.

“Entonces mandó a su mujer.” Dijo refiriéndose a Sylvester.

“Él quería venir en persona, pero insistí en venir en su lugar.” Expliqué, el Alfa apartó la vista y maldijo en voz baja.

“Alfa Brighton, el Lord Volkov no tuvo nada que ver con esto.” Aclaré.

Él se levantó, sus manos temblaban y su boca se torció de rabia.

“Su padre