Caroline jamás pensó que algo tan simple sería notado por Jhonn. Nunca se le cruzó por la cabeza a la pobre. Pero él tercamente se lo niega a sí mismo... Bueno, ya no queda mucho para que se sepa la verdad y comience en serio la historia!!! 😁
El Rey Jhonn rechazó la invitación de la concubina Real, Camil. Por supuesto, una escritura idéntica no significaba que ella fuera Caroline. Al menos eso se repetía a sí mismo en la mente. Sin embargo, conforme los minutos iban pasando, y la tarde caía más y más tiñendo con sus tonos naranjas el paisaje exterior a esa oficina. El Rey Gorianito decidió dar una caminata por el sector que esa concubina avisó estaría esperando por él aunque la rechace, tal como le decía en la carta. …… El Rey Jhonn se apresuró hacia el sector del lago, al sur del terreno del harem, en esa hermosa tarde de primavera. La luz del atardecer bañaba con colores suaves los árboles y arbustos florales, creando un escenario de ensueño. A lo lejos, observó a la concubina Camil. Quería interrogar nuevamente a esa mujer. De pronto todos los pequeños detalles que había ignorado de ella, pasaban por su mente confundiendo a ese Rey. Jhonn vio en la orilla del lago a "Camil", jugueteando con el ag
—¡¿Qué hacen?! —preguntó Caroline indignada, cuando esa noche, justo después de la cena. Ingresaron a llevársela a la fuerza. Los caballeros del Rey, junto a la madame Susan, se llevaban a la concubina Real al edificio de medicina en el territorio Real Wiztan. Ella no entendía qué estaba pasando, ni porqué la llevaban hacia ahí, pero lo primero que pensó fue que el Rey quería que le hagan más exámenes sobre la toxina que ingirió. Ya que Caroline se dió cuenta por medio de Patricia, de que estaba en estricta investigación ese tema. ….. Minutos más tarde. En el edificio de medicina. En una habitación más privada, donde todo era absolutamente blanco, desde paredes, muebles, cortinas hasta sábanas. El médico Real Alejandro Wextell, ingresó en compañía de la madame Susan. Caroline que estaba sentada en la cómoda cama individual los veía curiosa. —¿De qué se trata todo esto, madame Susan? —preguntó ella viendo a la encargada del harem Real. La mujer madura volvió a ver a
El Rey Jhonn Cuarto Wiztan con una expresión seria, dirigió su mirada azul hacia la puerta, donde el médico Real y sus acompañantes acababan de entrar. El médico Real, Alejandro Wextell, se aproximó de inmediato hacia el Rey Gorianito con gesto serio y profesional. —Su majestad. Preferiría hablar con usted en privado —le dijo ese señor mayor a su Rey. "Tanto misterio…" Pensó Jhonn que comenzó a sentirse ansioso. —Sígueme —indicó el Rey llevándose al médico a una habitación anexa privada. Cuando el Rey y el médico se fueron del salón, la Baronesa Tiana se acercó de inmediato hacia Lord Garlem. —Es demasiado sospechoso que se haya llevado al Rey. Eso solo confirma que sí es Caroline… Tienes que aconsejar a Jhonn sabiamente, eres su mano derecha —le recalcó imponente esa señora pelirroja a Francis. El hombre rubio de cabello rizado se cruzó de brazos y la vio fríamente, respondiendo: —No. Usted no se va a meter en nada de este asunto. Será la "tía" falsa del Rey, pero en
—Trátala como si fuera yo —ordenó el Rey Jhonn Cuarto a la madame Susan Broke. La mujer madura se sorprendió en gran manera. —Pero… Su majestad, eso es, ella es solo una- —¿Solo una qué, Susan? —la interrumpió Jhonn preguntándole a esa mujer encargada del harem. Nerviosa al ver la amenazadora expresión del Rey, Susan Broke, se disculpó haciendo una reverencia. —Lo siento mucho, su majestad. No debí, olvide por favor mi comentario. La concubina Real "Camil" será tratada de la mejor manera posible… Me pregunto, ¿hasta qué punto su majestad quiere que se le tra- —Dale TODO lo que quiera y déjala ir a donde sea que quiera mientras no sea salir del territorio Real sin mi consentimiento ni más allá de los extremos de la capital. Aumenta su vigilancia, que estén REALMENTE pendientes de ella SIN hostigarla. La madame asintió de inmediato. —Haré tal como usted ordena, mi Rey, con su permiso, me retiro a cumplir los deberes —dijo la mujer respetuosamente y el Rey le hizo u
—¿Es aquí…? —preguntó Dimitri horas más tarde, esa noche, cuando lo escoltaron a su "habitación de estadía" esperando el nuevo llamado del Rey para continuar la negociación. —Sí. Esta habitación es lo suficientemente buena, para alguien como usted~ digo, para su seguridad~ —se burló Francis Garlem que junto a otros guardias Reales, escoltaron a Dimitri de los calabozos hasta esa habitación de seguridad. Dicha recámara, tenía solo tres ventas en la pared de un costado y estaban totalmente aseguradas. La altura de esa habitación en la torre norte del palacio Real donde él estaba, era de cinco pisos. El hombre pelirrojo se cruzó de brazos y exhaló. Era obvio que Jhonn simplemente lo había cambiado a "una celda más cómoda". Sin embargo, entendió que ese gobernante fuera tan precavido y tome sus prevenciones en caso de un plan extra de Dimitri. "Probablemente cree que puedo intentar secuestrar a Caroline… Aunque no está tan errado. Me gustaría verla" Pensó ese hombre cuando vió
—Solo… Tome la medicina, por favor, Lady Camil —exhaló Susan Broke, hablándole a esa concubina Real—. Así podremos seguir con la agenda del día y- —¡NO LO HARÉ! ¡Dígale al Rey que se la tome él mismo frente a mí, si es una medicina inofensiva! —frunció el ceño Caroline, poniéndose de pie—. Continuaré mi día, pero SIN NINGUNA "medicina" más —Se dirigió ella al salón anexo donde se encontraba el cuarto de baño, con la tina ya preparada. Madame Susan se sorprendió por la respuesta que esa concubina le había dado. "Ahora que lo analizo. Esa niña desde que llegó ha tenido ese extraño comportamiento, pensé que era su crianza como la hija de un finquero…" "Ahora me doy cuenta que es altiva y exigente… Más como una noble mimada, aunque ahora que sabe que tiene el favor del Rey, es mucho más abierta con sus emociones" "Tendré que escribir eso en el informe al Rey. Me envió esta mañana a pedir a lujo de detalle todo lo que hiciera la concubina" Suspiró la madame encargada del hare
•••••••••• "Camil", la concubina Real, se adentró en el palacio de los príncipes, un lugar de una belleza y lujo extraordinarios, esa tarde. El viento soplaba refrescante y el día lucía magnífico. Su propósito era visitar a los hijos del Rey Jhonn: los príncipes gemelos, Aiden y Airam, de 4 años, y el menor, Elbert, de 2 años. El jardín del palacio estaba adornado con exuberantes flores de colores vivos, cuyas aromas exquisitas llenaban el aire. Camil se acercó a los gemelos, quienes estaban jugando alegremente en un rincón del jardín. Ella se sentó junto a ellos y les habló con ternura, el brillo en sus ojos verdes limón, reflejando la determinación que la impulsaba: —Príncipe Aiden, Príncipe Airam, me presento. Mi nombre es… — Caroline dudó por unos segundos. No quería comenzar su relación con esos hermosos gemelitos, a base de mentiras, ella volvió a ver a la servidumbre que se encontraba a una distancia considerable, lo suficiente para impedir que escuchen la conversa
El Rey Jhonn Cuarto Wiztan llegó al edificio de medicina con pasos apresurados, su corazón latiendo con fuerza en su pecho. Él entró en la oficina y buscó con su mirada azul al médico Real, Alejandro Wextell, quien lo recibió con seriedad en su rostro. —Majestad, permítame informarle que la concubina Real, Camil, está fuera de peligro —dijo el médico Real de inmediato—. Sin embargo, debo decirle que la situación es delicada. Ella no tomó el medicamento recetado esta mañana, con la toxina que ingirió y el veneno en los té anticonceptivos que estuvo tomando, debe sí o sí tomar el medicamento 1 vez al día por al menos un mes. Jhonn sintió un nudo en la garganta al escuchar esas palabras. ¡La culpa lo invadió de inmediato! ¿Cómo pudo haber permitido que eso le ocurriera a su adorada, Caroline? Su mente se llenó de recuerdos de los momentos que compartió con esa concubina Real. —Doctor Wextell, recibí esta mañana un informe donde ella rechazaba tomarlo. No creí que fueran c